El carnaval de Venecia es famoso por sus máscaras, que en la historia se identifican con la necesidad de proteger la identidad de la mirada social. ¿Por qué? Venecia es pequeña, creció económicamente de manera importante, y el Dux de Venecia ejercía el poder de modo omnímodo, tal la costumbre de la época. Sin embargo Venecia era socialmente muy corrupta, situación tolerada por la Curia romana dada la magnitud de los aportes del Dux al tesoro del Papado. Al amparo de las máscaras proliferó una sexualidad desbordada que hace palidecer a “50 sombras de Grey”.
Las máscaras están omipresentes en la vida pública, ya no argentina, sino en la vida pública de cualquier sociedad, y no precisamente para ocultar el posible desborde sexual. Hoy, Carnaval, en Mar del Plata las máscaras se caen por imperio de la realidad por encima del relato. Los acontecimientos marcan la distancia irreconciliable entre la mascarada del perorar y la realidad cotidiana que sufre la población, abandonada por una dirigencia hedonista que sólo piensa en su propia satisfacción a cuenta del erario público.
El cierre de los sanatorios EMHSA y Belgrano ha dejado a miles de pacientes sin servicio de salud, y a médicos, trabajadores de la salud y profesionales auxiliares sin empleo. En las primeras horas, ante el estupor que provocó la orden judicial de desalojar el EMHSA en el contexto de la quiebra que tramita en Capital Federal, nadie pareció atinar a actuar en consecuencia. De a poco y por la presión de los medios o de los damnificados, comenzaron a aparecer en los medios las expresiones de esas caretas caídas. Primero fue Luis Barrionuevo, que anunció con gran despliegue que Gastronómicos compra el EMHSA a la Asociación de Obras Sociales (ADOS), lo cual esconde un error de comunicación o deliberada exposición mediática que crea una confusión en la situación: Gastronómicos, en el mejor de los casos, adquiere el edificio del EMHSA; sin embargo, esta operación, por sí sola, no garantiza el reinicio de actividades, salvo que Gastronómicos esté dispuesto a poner el dinero que hace falta para poner de nuevo todo el servicio en marcha.
La clínica Belgrano, por su parte, es un misterio en cuanto a la sociedad que la explota o sus integrantes: estaba manejada por una gerenciadora que desapareció en noviembre, llevándose el total de la facturación percibida hasta la fecha de la huida. El único nombre visible en el tema es el del abogado Marcelo Abálsamo -letrado de nota en los años 90 en el contexto de la disputa por el sistema de boleto electrónico en el transporte público en la ciudad, y ex socio del juez de Justicia Legítima Mario Portela-. En las últimas horas ha corrido fuerte el rumor de que habría una nueva gerenciadora para la clínica, integrada, entre otros, por Rubén Di Césare, titular del PAMI nacional. Habrá qué ver cuánto de cierto hay en la especie.
Y aquí aparecen las caretas locales. Gustavo Arnaldo Pulti, a medida que el iceberg se iba aproximando, empezó a desviar su mirada y su interés hacia otro lado. Irresponsables, ni él ni su secretario de Salud, Alejandro Cristaldi, supieron actuar para evitar esta catástrofe. Por su parte Fernando Alí, titular local del PAMI, y su compañera de ruta Jorgelina Porta, salieron a hablar de la moral de Luis Barrionuevo; es que resulta útil hablar de un tercero, porque ayuda a reubicar la careta en su lugar. El cruce entre Alí/Porta con Pulti expone, con la colaboración de la ex titular del PAMI, hoy concejal de AM Alejandra Urdampilleta, la interna del FPV de modo revelador y descarnado, y por sobre todas las cosas, alejado del interés de la gente.
Caretas. Caretas para que no se los vea tal cual son, indiferentes y sin empatía alguna con el dolor ajeno. Sólo así se puede llegar a esta tremenda situación.