El procedimiento consiste en inyectar una jeringa con esperma en el tracto reproductivo de la mujer, y se lo puede realizar ella misma. La opinión de los especialistas.La inseminación artificial ahora se puede realizar en el hogar. Es un simple pero controvertido sistema, sin intervención médica. Se trata de la inseminación vaginal (IV), donde el esperma del hombre se inyecta mediante una jeringa en el tracto reproductivo de la mujer, de una manera parecida a lo que ocurre en una relación sexual. La mujer inseminada se queda media hora en reposo y luego sigue con su vida normal. En 13 días se puede saber si dio resultado y está embarazada.
Eso fue lo que hicieron un homosexual con ganas de ser padre y una amiga suya lesbiana que también quería tener un hijo, ambos treintañeros. En primer término fueron a una clínica para consultar por un tratamiento de inseminación, pero como no tenían problemas de fertilidad decidieron intentarlo solos: “Nos pareció lo más tranquilo, un método no invasivo, natural si se quiere“, dijo él.
Colocó su semen en una jeringa, su amiga se recostó en la cama y por su cuenta se la introdujo. Permaneció una hora en esa posición y luego siguió con su vida normalmente. Teniendo en cuenta la fecha de ovulación, y que el día 14 es el más fértil de un período regular, repitieron el procedimiento los días 13, 15 y 17. “Para asegurarnos lo hicimos tres veces en un mes. No funcionó. Al segundo mes que lo intentamos, quedó embarazada”, relata.
El bebé ya nació y él no duda en recomendar el método. En el caso de que haya infertilidad en el varón, el procedimiento se suele realizar recurriendo a un banco de semen, que entrega una muestra lista para ser inseminada pero dentro del útero.
La otra pata de esta cuestión son los profesionales que aportaron su opinión. El director de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer), Sergio Papier, reconoció que la inseminación vaginal está descripta en el glosario de terminología de técnicas de reproducción asistida que elaboró la OMS y, además, se encuentra contemplada en el proyecto de ley de cobertura por tratamientos de infertilidad, aunque no la considera una técnica médica porque no se requiere de ningún profesional de la salud: “Desde el punto de vista técnico es válido, pero no es algo que los médicos recomendemos; si hay problemas de fertilidad la ciencia avanzó muchísimo con técnicas más eficientes que esa”, indicó. “Por ejemplo, se puede estimular la ovulación para acortar los tiempos”, agregó.
Las Investigaciones médicas oficiales coinciden en que la inseminación intrauterina tiene a ser doblemente exitosa que la vaginal.
Investigaciones médicas oficiales coinciden en que la inseminación intrauterina tiende a ser doblemente exitosa que la vaginal.
La eficiencia se relativiza en parejas donde el problema no pasa por la infertilidad, sino que hay en juego variables de otro nivel, como la falta de deseo de tener relaciones íntimas con alguien del sexo opuesto, por alguna fobia sexual o, incluso, impedimentos por mandatos religiosos.
El ginecólogo Fernando Neuspiller, director de la Clínica de Infertilidad IVI Buenos Aires, aseguró que la mayoría de las personas que recurren a este método son parejas de mujeres lesbianas, aunque también lo utilizan personas que, por cuestiones religiosas, no tienen permitido “introducir en la vagina instrumental médico”.
“Las que más interés tienen son lesbianas. Terminan haciéndose el procedimiento en sus casas, en general, con una muestra de semen que ellas consiguen. Y se monitorean solas”, comentó Neuspiller, miembro de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer).
Por otro lado, ratificó que no se necesita presencia médica y que, además, no hay riesgo: “Sabiendo que el donante es sano, que tiene una muestra normal de semen, se puede hacer tranquilamente”, opinó.
También la directora de Reprotec y su banco de semen Reprobank, la bióloga Vanesa Rawe, coincide con su mirada. Hace una salvedad: “Es importante darle a las parejas la información de que es menos eficiente que otro tratamiento así los pacientes saben y tienen posibilidades de elegir”. Conoce algunas parejas que intentaron este método con buenos resultados: “Les va bien cuando no hay causas de infertilidad importantes. Diría que está destinado a mujeres sanas, sin obstrucción en las trompas de Falopio y que dispongan de varones con buenas muestras de espermatozoides”, subrayó.
En su consultorio, la mayor demanda es de parejas de chicas lesbianas que tienen una muestra de un donante conocido: “Usan este método como una primera aproximación a la maternidad, como algo romántico. No está mal como un intento”.
En el caso de que falle, como no demandó inversión alguna, las parejas están dispuestas y con ánimo para iniciar alternativas más complejas.
Dentro de este panorama, Papier fue el más escéptico y alertó sobre la seguridad del procedimiento y no cree que sea sin riesgos: “cuando se realizan tratamientos en una clínica se hacen controles de la muestra de semen, por ejemplo para el tema del VIH”, manifestó. “Si la variable de ajuste son los costos, habría que trabajar para que exista cobertura en los procesos de inseminación”, finalizó.