Se realiza la primera preservación en frío de una válvula del corazón

El acontecimiento constituye el debut del Banco de Injertos Cardiovasculares de la Provincia, inaugurado meses atrás en la Ciudad.

Banco-de-Homoinjertos-CardiovascularesA dos meses de ser inaugurado en La Plata, el Banco de Homoinjertos Cardiovasculares de la Provincia tuvo ayer su debut formal al preservar en frío sus primeras dos válvulas cardíacas, un valioso material que permitirá responder a las necesidades de quienes sufren ciertas enfermedades del corazón.
Las válvulas, obtenidas de un donante cadavérico de Mar del Plata, quedaron preservadas a 195 grados bajo cero en el Hospital San Juan de Dios, donde los médicos del Banco ya estaban trabajando ayer en la preparación de otra donación conseguida en un operativo posterior.
Con una capacidad de almacenamiento de hasta 400 válvulas cardíacas, además de arterias, vasos y otros tejidos, el Banco de Homoinjertos Cardiovasculares no sólo apunta a ofrecer recursos a hospitales provinciales, sino a cualquier centro quirúrgico habilitado para trasplantes a nivel nacional.
“En lugar de tener que esperar a que aparezca un donante o colocar una válvula mecánica que obliga a que los pacientes tengan que tomar anticoagulantes de por vida, a partir de ahora el material va a estar a disposición en el Banco para elegir el más adecuado según cada caso. Esta posibilidad resulta especialmente valiosa para las personas que sufren, por ejemplo, una endocarditis bacteriana, que requiere reemplazar las válvulas del corazón, pero también para tratar algunas cardiopatías congénitas en bebés”, explica el doctor Gabriel Orlandi, director médico del Centro Único de Ablación e Implante provincial (CUCAIBA).

UN METICULOSO PROCESO

Para realizar la preservación de las válvulas cardíacas de un donante se requiere en principio separarlas de otros tejidos, un procedimiento que se realiza en el quirófano del Banco bajo condiciones de presurización, con un sistema de filtrado de aire y con estricto cumplimiento de normas quirúrgicas de asepsia para el trabajo con tejidos.
Una vez separada la válvula de otros tejidos, se la somete a un proceso de “rampa” para reducir su temperatura a razón de 1 grado centígrado cada media hora y llevarla así desde los 37º C de la temperatura corporal hasta los -130º C que hacen falta para almacenarla en una criopreservadora, donde luego es mantenida a -195º C hasta su utilización.
En forma paralela a este proceso, los médicos del Banco envían muestras al laboratorio del hospital con el fin de analizarlas y determinar su aptitud para ser utilizadas, tras lo cual se asienta la nueva válvula en un registro donde se consigna su medida, a la espera de un receptor.
El Banco de Homoinjertos Cardiovasculares cuenta también con una criopreservadora para almacenar a -80º C, arterias, venas y pericardio, tejidos que no necesitan temperaturas tan bajas como las válvulas para su preservación.