Implantaron por primera vez en el país un dispositivo que estimula el nervio responsable de la respiración.
Un equipo interdisciplinario de médicos argentinos realizó por primera vez en el país el implante de un marcapasos diafragmático a una niña de siete años, que luego pudo ser desconectada del respirador artificial del que dependía desde sus primeros días de vida.
“Este novedoso dispositivo estimula el nervio frénico, responsable de la respiración, y desencadena el proceso respiratorio, que se desarrolla de la misma forma que el organismo lo haría naturalmente”, explicaron los médicos del Hospital Italiano de Buenos Aires, donde se llevó adelante el procedimiento. “Esto les permite a los pacientes lograr la independencia del respirador artificial y comenzar a llevar una nueva vida”, agregaron.
Los principales beneficios de este tratamiento están vinculados a la independencia del sistema de ventilación mecánica, es decir a la posibilidad de retirar el respirador artificial, y ello se traduce en:
- Prescindir de internaciones prolongadas en centros de rehabilitación.
- Los pacientes pueden empezar a comer, hablar, moverse y desplazarse, gracias a que la respiración se desarrolla igual que un proceso natural.
- Disminuye la probabilidad de infecciones y evita daños en los pulmones, a causa del respirador artificial.
- Permite prevenir la debilidad muscular, producto de permanecer siempre acostado.
EL PROCESO
Según detallaron, los médicos evalúan la posibilidad de realizar este implante a partir de estrictos criterios de selección, vinculados al estado de los órganos intervinientes en el proceso respiratorio: el nervio frénico, los pulmones y el diafragma. “Los pacientes que cumplan con estos requisitos son candidatos para realizarse el implante”, afirmaron.
El tratamiento consiste en una cirugía mínimamente invasiva a través de la cual se implanta el dispositivo y un período de entrenamiento de la respiración, “ya que el paciente tiene que ir aprendiendo de a poco a respirar con este nuevo mecanismo”, señalaron.
El período de adaptación lleva entre ocho meses y un año aproximadamente, luego del cual el dispositivo se programa para que funcione completamente.
El marcapasos diafragmático funciona con un transmisor externo que emite ondas de radio, una antena a través de la cual se envía la señal a los receptores, que las convierten en impulsos eléctricos.
Los impulsos eléctricos se propagan por los electrodos hasta el nervio frénico que, gracias a estos impulsos, provoca una contracción en el diafragma, que atrae el aire hacia adentro. La ausencia de señal hace que el diafragma se relaje y se produce así la exhalación.