Los fondos suplementarios anunciados por el ministro Schäuble llegarían a partir de 2017.
Crisis como el conflicto en Ucrania o la amenaza de Estado Islámico obligan a Alemania a replantearse su papel en el mundo y su responsabilidad como potencia europea. Hace tiempo que la OTAN reclama a Berlín un mayor gasto militar para hacer frente a estos nuevos retos. Y el ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, acaba de dar un paso un esta dirección.
“Por supuesto que a la vista de las crisis e inestabilidad que hay en el mundo vamos a tener que arrimar el hombro en los próximos años aumentando nuestro gasto en Defensa”, dice el político democristiano en una entrevista publicada ayer por el periódico Bild am Sonntag. “Por desgracia, el mundo se ha hecho más inseguro”, añade como justificación.
El mayor gasto militar, sin embargo, no va a ser inminente. Schäuble anuncia en la entrevista que ha propuesto incrementar el presupuesto en tres áreas —ayuda al desarrollo, Defensa y seguridad interna—, pero solo a partir de 2017, en contra de los deseos de su colega de partido y Gobierno, Ursula von der Leyen.
La ministra de Defensa lleva tiempo reclamando más fondos para un Ejército anticuado y que en los últimos meses ha sido fuertemente criticado por su mal estado. Frente a estas prisas, Schäuble pide paciencia. “A corto plazo, es decir, para el próximo año, no podemos contar con un presupuesto mayor para Defensa, porque además la industria no puede entregar nuevos pedidos tan rápidamente”, señala a la edición dominical del tabloide. El ministerio que encabeza Von der Leyen anunció el pasado mes de noviembre la adquisición de 131 tanques Boxer por 620 millones de euros.
La mayor implicación alemana para resolver conflictos internacionales chocará además con un principio que tanto Schäuble como la canciller Angela Merkel consideran irrenunciable: la renuncia a incurrir en déficits fiscales que haya que financiar con nuevas deudas. El Gobierno de gran coalición ha cerrado por primera vez desde 1969 un Presupuesto equilibrado, objetivo que Merkel pretende repetir en los próximos años.
En la cumbre celebrada el pasado mes de septiembre en Gales, los miembros de la OTAN se comprometieron a acercarse gradualmente a un gasto en Defensa de por lo menos el 2% del producto interior bruto (PIB). Alemania está muy lejos de ese objetivo. En 2013 se quedó en un 1,4%. De los 15 países con mayor gasto militar del mundo, solo Japón quedó por debajo de este porcentaje, lo que sitúa a Alemania en un gasto militar con relación a su PIB menor que el de países como Italia, Brasil o Australia. Y a una gran distancia de los otros dos grandes de la UE. Reino Unido y Francia destinaron a la Defensa en 2013 un 2,3% y 2,2% de su PIB, respectivamente.