Deseo y decepción

Los brutales atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA son una mancha imborrable en la vida democrática argentina. Nada está claro, y cada camino que se inicia lleva a una nueva decepción.

Amén de las propias miserias y decepciones, el comportamiento de otros actores políticos tampoco es claro. Israel y Estados Unidos han tenido una conducta custionable en estas situaciones, que por su naturaleza criminal y su lectura política parecen servir a objetivos varios, mas nunca para dar verdad sobre los hechos y sus responsables. El ex embajador de Israel en la Argentina, Itzhak Aviran, reveló que “la gran mayoría de los culpables” del atentado a la sede diplomática y a la AMIA, en 1992 y 1994 respectivamente, fueron ejecutados por Israel, sumando de esta manera una sombra más sobre las responsabilidades. Así lo expresó durante una entrevista con la Agencia Judía de Noticias (AJN): “La gran mayoría de los culpables ya está en el otro mundo, y eso lo hicimos nosotros”, sostuvo el ex embajador al referirse a la impunidad en las investigaciones sobre los ataques contra la embajada de Israel, que dejó 29 muertos y 200 heridos, y contra la mutual AMIA, que provocó 85 muertos y unos 300 heridos. En su momento el fiscal Alberto Nisman había anunciado que lo citaría a declarar al respecto, mientras que el canciller Héctor Timerman lo descalificó abiertamente.

En relación a la causa de la Embajada hay tanta confusión, que el propio presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Ricardo Lorenzetti, marró en su discurso de inicio del año judicial al manifestar que dicha causa estaba cerrada y que la Corte ya nada podía hacer. No es así: la causa sigue abierta, y en un limbo judicial inquietante. Para agregar complejidad al asunto, el ex jefe del Mossad -servicio secreto israelí-, Shabtai Shavit, señaló en entrevista publicada en el diario La Nación: “El presidente era Carlos Menem, que era primero sirio y después argentino. En la Casa de Gobierno, gran parte del trabajo se llevaba adelante en árabe. Es cierto que Menem vino de visita a Israel, fue muy simpático y se presentó como gran amigo del país. Pero eso fue sólo para los medios. Había algo más general. En la mayor parte del mundo, las comunidades árabes se dedican a los negocios, al comercio, sin intervenir en la vida pública. América del Sur es una excepción. Y en los servicios de inteligencia argentinos, así como en la policía, había no pocos árabes”. Una frase provocadora que fracasó, ya que ningún medio en Argentina siquiera se hizo eco de algo tan absurdo. Si hay una comunidad integrada masivamente es la árabe, cuyos nietos en su mayoría ni siquiera conocen el idioma de sus ancestros. Que desde los ochenta, grupos recientemente llegados estén siendo cooptados por el chiísmo iraní, poco y nada tiene que ver con la colectividad en general.

La situación se ha vuelto más y más difícil para el esclarecimiento de la causa AMIA desde la muerte del fiscal Alberto Nisman. El enfrentamiento entre la jueza y ex esposa Sandra Arroyo Salgado y la fiscal Viviana Fein, la pericia oficial y la promovida por el particular damnificado, que no pueden estar más en las antípodas… Es obvio que Salgado lleva ventaja sobre Fein, y la hace errar una y otra vez públicamente, dejándola en muy mala posición ante la sociedad. En medio de juegos, ventajas y desventajas, la verdad sobre aquellas y esta causa huye y sigue ausente.