Ex presidente egipcio condenado a 20 años de prisión

Mohamed Mursi primer presidente elegido en la historia de Egipto fue condenado a 20 años de cárcel por intimidar a los manifestantes de la oposición durante los choques que sus partidarios y detractores. 

Mohamed-MursiEl islamista Mohamed Mursi, el primer presidente elegido en las urnas de la historia de Egipto, se ha convertido este martes en el último de los Hermanos Musulmanes con condena firme. Un tribunal de El Cairo le ha impuesto 20 años de cárcel en la primera sentencia contra él desde el golpe de Estado que le desalojó del poder en julio de 2013 en mitad de la campaña de represión más feroz contra la cofradía en décadas.
Mursi, de 63 años, ha sido acusado de intimidar a los manifestantes de la oposición durante los choques que sus partidarios y detractores protagonizaron el 5 de diciembre de 2012 a las puertas del palacio presidencial de Ittihadiya. El tribunal, sin embargo, le ha absuelto del cargo de asesinato premeditado de manifestantes y de la posesión de armas, lo que habría conducido a la pena capital.
La trifulca, acaecida días después de la declaración constitucional que blindó la aprobación de la Constitución, se saldó con 10 muertos y más de 700 heridos. Además, las huestes del entonces presidente detuvieron ilegalmente y torturaron a medio centenar de opositores. Según la fiscalía, Mursi ordenó al ministro del Interior y la guardia presidencial dispersar la protesta pero se topó con su negativa.
En la sesión -celebrada en la Academia de Policía, a las afueras de El Cairo y escenario también del proceso contra Hosni Mubarak- Mursi ha comparecido junto a los otros 14 acusados en la causa confinado en una jaula recubierta de cristal para evitar que se escuche su alegato. 12 compañeros de celda han recibido la misma pena que el “rais” derrocado así como cinco años de vigilancia. Los dos restantes han sido condenados a diez años entre rejas.
Entre quienes han corrido la misma que Mursi, figuran el vicepresidente del brazo político de la Hermandad Esam el Erian y el destacado miembro de la cofradía Mohamed el Beltagui así como varios asesores presidenciales. El proceso arrancó el 4 de noviembre de 2013 con la primera aparición pública de Mursi desde su derrocamiento. Desde entonces, el islamista ha rehusado reconocer la autoridad del tribunal que le juzga. “Soy el presidente de la república”, gritó en la sesión inaugural.

La defensa recurrirá el fallo

La defensa de Mursi ha anunciado que recurrirá un fallo que ha tildado de “político”. “Ocho de los muertos eran miembros de la Hermandad. La fiscalía ha empujado hacia delante un proceso para solo dos de los fallecidos y ha ignorado a los otros ocho cargando la responsabilidad sobre 15 personas”, ha denunciado Mohamed el Damati, abogado del ex presidente, en declaraciones a EL MUNDO.
El veredicto de este martes es solo el primero de los que aguardan al sucesor de Mubarak, que gobernó el país durante apenas doce meses tras derrotar en las urnas a un ex primer ministro del dictador. Sobre él pesan otras cuatro causas: conspirar con el movimiento islamista palestino Hamas y otras organizaciones extranjeras para “cometer actos de terrorismo en Egipto”; filtrar documentos a Qatar; asesinar y secuestrar a policías y urdir el asalto de la cárcel de Wadi al Natrum, donde Mursi pasó detenido las primeras jornadas del levantamiento contra Mubarak en 2011; e insultar a la judicatura en uno de los procesos.
El ex mandatario selló en diciembre de 2012 su dramático destino, hoy sepultado bajo cargos judiciales y la primera condena en firme. Solo pudo sobrevivir seis meses al fantasma de Ittihadiya. El culebrón constitucional fue el antecedente directo de un litigio que rompió definitivamente la comunicación entre el movimiento islamista y la oposición. Los fotogramas de la guerra fratricida no han perdido vigencia. El tajo y las rencillas que abrieron aún desangran el país más poblado del mundo árabe.
El ajuste de cuentas contra Mursi coincide con la persecución que afronta la Hermandad, que venció en todas las elecciones celebradas desde el ocaso de Mubarak hasta la asonada de 2013. El pasado 11 de abril un tribunal de El Cairo confirmó la pena capital contra el guía supremo de la cofradía Mohamed Badía y otros 13 dirigentes por dirigir presuntamente los ataques contra las fuerzas de seguridad en represalia por el brutal desalojo de las acampadas islamistas que se cobró más de 600 vidas en agosto de 2013. Cientos de cabecillas y militantes han sido encarcelados.
En un comunicado publicado este lunes, la oficina de la Hermandad en Londres llamó a nuevas protestas en el país “en defensa de la voluntad usurpada; para restaurar la legitimidad que la junta militar pisoteó y en solidaridad y apoyo del presidente legítimo, que se ganó la confianza en los únicos comicios libres y justos de los que Egipto ha sido testigo a lo largo de su historia”. Sin embargo, las manifestaciones islamistas son cada vez más aislados ante las embestidas de las fuerzas de seguridad.
Desde el derrocamiento de Mursi, más de 3.000 personas han muerto y 41.000 han sido encarceladas en una campaña de represión que ha golpeado a islamistas y activistas laicos. El régimen egipcio ha clausurado, además, los medios de comunicación de la oposición y ahogado cualquier libertad. Los Hermanos Musulmanes han sido designados “organización terrorista” sin aportar pruebas de su vinculación con los ataques que sufren las fuerzas del orden.