Quien quiera poner en duda la aseveración que he volcado en estas columnas y en mi tarea radial en la 99.9, reciba el guante del desafío a debatir en cualquier ámbito; aún en el de la justicia. Existe en Mar del plata una estructura pagada con fondos públicos, dirigida desde el palacio municipal, que actúa vulnerando la ley de seguridad interior al emplear un esquema de inteligencia ilegal cuyo objeto es acosar y derribar políticamente a la principal figura de la oposición -y por default a la UCR- de Mar del Plata, Vilma Baragiola. Este ha sido y es el propósito central del jefe e ideólogo de los accionistas marplatenses, Gustavo Arnaldo Pulti, desde que sufriera tremenda derrota electoral a manos de Baragiola. Para ello Pulti aplica a rajatabla principios de la propaganda de Joseph Goebbels, jefe de la infame propaganda nazi tales como el principio desimplificación y del enemigo único (adoptar una única idea, un único símbolo e individualizar al adversario en un único enemigo), y el principio de la exageración y desfiguración, es decir, convertir cualquier situación, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Antes de amplificar este desarrollo con datos específicos que ilustran la situación, debo señalar que buena parte de lo que ocurre se debe a claroscuros en la propia UCR, que nadie explica de modo fehaciente. La situación creada en estos días por el deficiente reemplazo de las concejalías de Maximiliano Abad y Mario Rodríguez colocó al bloque radical otra vez en la picota del círculo rojo. Todo se inició con una presentación de Roxana Morrone, quien cuestionó que el reemplazo de Abad estaba mal ejecutado por la UCR, por haber colocado en la banca a Gonzalo Quevedo en tanto ella asegura que dicho reemplazo le correspondía. ¿Quién es Roxana Morrone? Morrone es martillera, integró la lista de la alianza del radicalismo con Francisco De Narváez en 2011, cuando ocupó el tercer lugar, y por tanto, le corresponde ocupar la banca ante la ausencia de los ediles en cuestión.
Ahora bien: Roxana Morrone llegó a integrar la lista no como consecuencia de su militancia política. Todo fue más pedestre; desde la organización de De Narváez le requirieron a sus contactos en Mar del Plata nombres para poder integrar la lista. Allí, las fuentes le atribuyen a Mariel Fornoni, titular de la consultora Management & Fit, ser quien introdujo a Morrone en su breve paso por la política en esa lista de concejales.
Interrogantes: ¿por qué Morrone reclama ese lugar ahora, muy cerca del final de mandatos y sin un interés concreto por la política? Obvio que detrás de este insólito y extemporáneo interés está la larga mano de la organización de inteligencia paralela que manejan directamente el intendente y su esposa con mano férrea.
Es de un amateurismo insoportable que casi cotidianamente los propios radicales se expongan como lo hacen, innecesariamente. Es de principiantes. De lo publicado sobre este tema, la maquinaria de corte y pegue se dio un festín fenomenal, y el que lo concluyó fue el concejal Hernán Alcolea, quien señaló haber analizado los expedientes en los que podría haber votado Quevedo, dejando en claro que esta irregularidad discutible en nada ha modificado cuestión alguna que afecte a la comunidad. Una observación que la cadena de corte y pegue pasó deliberadamente por alto.