Los asaltantes pedían al ministro que abandonara “su lugar, su barrio”, en referencia al vecindario de Exarhia, en el que habitan anarquistas, estudiantes y residentes de clase media.
El ministro de Finanzas griego, Yanis Varufakis, y su mujer, Danae Stratou, fueron agredidos por un grupo de alrededor de 30 anarquistas en la noche del martes mientras estaban cenando en un restaurante en el centro de Atenas.
Según ha publicado el ministro en un comunicado, a quien recientemente han apartado como negociador de la ‘troika’, un grupo de personas encapuchadas entró en el local y rodeó la mesa de Varufakis, profiriéndole insultos y lanzándole objetos de cristal. Ningún comensal resultó herido.
Los asaltantes pedían al ministro que abandonara “su lugar, su barrio”, en referencia al vecindario de Exarhia, en el que habitan anarquistas, estudiantes y residentes de clase media.
Acto seguido, los agresores dejaron el restaurante y esperaron al ministro fuera del local, en donde tuvo lugar un segundo episodio de agresión verbal. Mientras se subía en la moto junto a su mujer, Varufakis siguió discutiendo con los jóvenes hasta que les perdió de vista.
“Les he dicho que quería escucharles, aunque en este acercamiento podrían haberme pegado. Intenté hablar con los cinco que eran más agresivos y después de alrededor de 15 minutos de conversación intensa, pero no violenta, se han calmado y nos hemos marchado sin ningún tipo de amenaza”, ha contado el propio ministro.
Según él, los jóvenes no tenían la intención de hacerle daño sino de avergonzarle. “Creo que su objetivo era el de obligarme a salir corriendo en una manera poco digna, pero sin ponerme en peligro, pero no puedo confirmarlo porque Danae se puso encima de mí y sin darme el tiempo de reaccionar me ha abrazado dando la espalda a los anarquistas, por lo que le habrían golpeado a ella antes de alcanzarme”.
Cansados del “pragmatismo”
Aunque quedó escondida durante el largo viaje al centro, en Syriza se agazapa una parte pequeña facción más radical, oportunamente acallada durante la batalla electoral para llegar al poder. Voces difícilmente silenciables incluso en plena campaña y que pueden resurgir con fuerza si el partido pierde su primera batalla en Bruselas.
Algunos de los propios ministros de Tsipras se han manifestado en el pasado muy cómodos con la idea de salir del euro y volver al dracma para recuperar el control de la política monetaria. El viaje al centro de Syriza, necesario para alcanzar el poder, ha mantenido a estas facciones de la izquierda más radical controladas. Pero cualquier signo de debilidad frente a la Troika, aceptando sus condiciones o incluso la extensión de seis meses del rescate, despertaría el rumor de la militancia más rocosa y menos dispuesta a llegar a acuerdos.
Volver al dracma antes que aceptar un compromiso para el rescate. Es el mantra de la llamada Plataforma de Izquierda, una corriente ortodoxa entre los ortodoxos que no está dispuesta dejarse comer el terreno por los tibios. A la cabeza Panagiotis Lafazaris, que llegó a calificar la Unión Europea de “totalitaria” y que llama al partido a radicalizar su programa contra el “neoliberalismo”. Actualmente parece que no sale tanto a la palestra, sobre todo desde que es ministro de Reconstrucción productiva, Medio Ambiente e Industria.
Lafazaris nunca ocultó sus opiniones durante la campaña electoral y puso en problemas a la cúpula del partido en programas de televisión y periódicos. Sus salidas de tono, maquilladas rápidamente por los portavoces de Tsipras, hicieron flaco favor a su partido y dieron alas a Nueva Democracia, que les tomaba como ejemplo para agitar el fantasma del grexit que vendría si gobernaba la izquierda.
Lafazaris no era el único. Otra de sus cabezas visibles, Costas Lapavitsas, también abogaba hasta hace bien poco por que Syriza preparase un “plan” en caso de que Grecia tuviera que volver al dracma. Lo decía sin ninguna pena: antes que pactar con el enemigo… Lapavitsas acaba de ser elegido diputado y la Plataforma de Izquierda cuenta con un par de miembros más en el Gobierno como son el viceministro de Seguridad Social, Dimitris Stratoulis; y el viceministro de Asuntos Europeos, Nikos Hountis.
También suman un puñado de diputados. El reparto generoso de cargos entre estos responsables de la corriente radical -fundamental esta para mantener a la base tradicional del partido- parecen haberla embridado por el momento, pero perfectamente podría volverse en contra del Gobierno si Varufakis no alcanza un acuerdo en Bruselas y de repente el enemigo está en casa.
Desde el inicio de la legislatura, la división dentro de la coalición se puede observar en dos ejes: el del rescate y el del resto de asuntos nacionales. Syriza está unida en la mayor parte de las políticas sociales -otorgar nacionalidad a inmigrantes, ayudas a los más pobres…- que los Griegos Independientes rechazan, pero está dividida con respecto a la economía entre los pragmáticos (Varufakis, Miliós, el propio Tsipras) y los izquierdistas, que en cuanto a la Troika son tan beligerantes como los nacionalistas de Griegos Independientes. Un Ejecutivo flexible con la troika podría no solo arriesgarse a perder a sus socios, sino incluso a una parte de sus correligionarios.
“La tensión interna es solo mediática”
¿Realmente puede haber un cisma en Syriza? No lo cree así Yiannis Babulias, analista de la realidad griega y gran conocedor de los entresijos de Syriza. En su opinión, la unidad dentro del partido es incuestionable. “Hay muy poco espacio para las tensiones internas ya que el plan de rescate se implementó hace muchos años y no hay nada nuevo”, explica a El Confidencial. “La tensión interna es algo que es atractivo para los medios, pero no es realista en estos momentos”, añade.
El experto considera además que los mecanismos de decisión interna están controlados y que el resultado de las negociaciones con la Troika no romperán el partido: “Las decisiones normalmente son consensuadas. Es más fácil que la elección del Presidente de la República cree tensiones que las negociaciones [con la Troika]”, concluye, recordando que Syriza deberá anunciar próximamente su candidato a la presidencia y no parece que haya un candidato a gusto de todos.
Otros expertos como Aristides Hatzis, profesor e investigador en la Universidad de Atenas, vaticinaba hace poco que las negociaciones entre los centristas y los extremistas de Syriza serían complicadas y amenazarían la estabilidad del Gobierno tras la victoria. Desde su punto de vista, si Syriza no se consigue encauzar y convencer a los radicales se arriesga a la división, especialmente “si la parte izquierdista es pequeña y quieren conservar una posición preeminente en la política griega”.