Desde la Asociación Mujeres Meretrices de la Argentina lanzaron una campaña para que las dejen trabajar dentro de los marco de la ley.
La Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina (Ammar) lanzó una campaña para que les dejen facturar los servicio sexual. “Buscamos que se visibilice cada vez más nuestro trabajo es como cualquier otro y quienes lo ejercemos somos también trabajadoras sujetas de derecho y obligaciones”, aseguraron en un comunicado.
El trabajo sexual es “la actividad voluntaria y autónoma de ofrecer y/o prestar servicios de índole sexual a cambio de un pago para beneficio propio (así lo dice la ley que presentamos). Por ese servicio nosotras cobramos y buscamos a través de una ley ser reconocidas como trabajadoras, poder facturar a través del Monotributo, tener obra social, derechos y obligaciones como cualquier otro trabajador”, confiaron desde esa asociación.
El trabajo sexual en Argentina no está prohibido pero tampoco permitido, en ese vacío legal las trabajadoras sexuales no tienen derechos y “se confunden delitos como la trata de personas y el proxenetismo, con actividades lícitas como el trabajo sexual de mujeres mayores de 18 años que ejercemos por voluntad propia”, confiaron.
En el comunicado emitido por el Día del Trabajador, Ammar solicita:
• La aprobación de la Ley de Trabajo Sexual Autónomo.
• Que se nos reconozca el derecho a elegir nuestra vida y estar en igualdad de condiciones con el resto de la población trabajadora.
• Necesitamos promover a la incorporación de los/las trabajadores/as sexuales a los sistemas previsionales y asistenciales y acceso a la educación y a la salud integral.
• Queremos el ejercicio libre del trabajo sexual, la organización sindical y la seguridad social.
• No queremos más violencia y abuso por eso necesitamos una legislación más clara sobre nuestra actividad.
• Las trabajadoras sexuales debemos gozar de los derechos básicos que nos asisten como personas, mujeres y trabajadoras.
• El trabajo sexual no está prohibido pero tampoco permitido, en ese vacío legal no tenemos derechos y se confunden delitos como la trata de personas y el proxenetismo, con actividades lícitas como el trabajo sexual de mujeres mayores de 18 años que ejercemos por voluntad propia.