El anuncio de la incorporación de Carlos Fernando Arroyo a la competencia con Vilma Baragiola en las PASO trastocó el escenario político local, abriendo un escenario diferente con vistas al próximo turno por la conducción del municipio de General Pueyrredón o, como gustan decir los políticos, Mar del Plata/Batán. Tal como señaló Baragiola, la decisión de Arroyo coloca a la conjunción UCR/PRO/Coalición Cívica en torno al 50% de la intención de voto en la ciudad, exponiendo a Pulti y sus accionistas marplatenses, en su propia PASO dentro del FPV, a un esfuerzo que no estimaban hacer.
La presentación conjunta en el Hotel República de Baragiola y Arroyo junto a Mauricio Macri y María Eugenia Vidal dejó lecturas fuertes. Por caso, el rol de Emiliano Giri, quien remó incansablemente para convencer a Arroyo de la conveniencia de este paso político, y la figura en ascenso a nivel nacional de Maximiliano Abad, hoy primus inter pares de dirigentes tales como Jorge Macri, Federico Storani o Miguel Bazze, quienes definen los lugares de las listas provinciales de este trío en competencia para ganarle al “sciolismo”.
Giri dijo hace unos días en la 99.9: “seré el jefe de campaña de Arroyo”, lo cual implica poner en superficie que las listas están más cerradas de lo que parece, y no hay premio si no hay triunfo. Ello sólo puede potenciar las PASO a niveles de búsqueda de voto que no se ven en Mar del Plata desde hace años. Baragiola, que cuenta con el absoluto respaldo del PRO local -afirman “Vilma es nuestra candidata”- sin embargo no las tiene todas consigo por el lado de su propio partido. Tiene una bancada de concejales que, salvo Mario Rodríguez, no tiene carnadura para enfrentar esta auténtica coalición AM/FPV, con un tercer elemento en pugna, el concejal del FR Cristian Azcona, que va por la creación de motivaciones policiales en torno de la conducta del bloque que hoy preside cuasi a costa de su salud Cristina Coria.
La persistencia hoy corporizada en Azcona en el vodevil de los reemplazos en la bancada de la UCR se vuelve patética en extremo cuando se lee el dictamen del procurador Mariano Perticarari, quien señala que en la conducta desplegada en los reemplazos por licencia de Maximiliano Abad no hay delito alguno. Debería ser fin de la cita, pero la tosudez de la coalición, más la vocación de algún protagonismo por parte de Azcona, llevan a continuar esta situación por la vía de la insistencia mediática y la sistemática utilización del sistema judicial con fines políticos.
En las últimas horas, todo el aparato espurio que maneja Gustavo Arnaldo Pulti con nuestros dineros está a full interviniendo en páginas web y Facebook/Twitter con personajes ficticios, reciclando una campaña de descrédito feroz en torno de Baragiola. Pero no es sólo la inescrupulosidad política de Pulti y sus secuaces: Baragiola afronta una fractura interna compleja de resolver. En el último año Vilma se alejó y hasta ninguneó al concejal Abad, hoy figura central en el armado político. Enviar a acercar posiciones a un publicista engreído que se cree que puede hacer de articulador político no parece la mejor idea para cerrar heridas que bien podrían costar una elección.