Los restos de las 51 víctimas españolas serán repatriados el próximo lunes.
El fiscal de Marsella, Brice Robin, ha reunido este jueves en París a las familias de las víctimas para explicarles la situación judicial en la que se encuentra el caso de la catástrofe aérea de Los Alpes que costó la vida a 150 personas el 24 de marzo pasado. Los restos de las víctimas españolas serán repatriados a partir del lunes, dijo el fiscal, que ha abundado sobre la compleja situación médica y psicológica del copiloto Andreas Lubitz que, según todos los indicios, estrelló a propósito la aeronave. En los últimos cinco años, aseguró, fue atendido por 41 médicos y estaba obsesionado con la idea de que se estaba quedando ciego.
Tras un largo procedimiento para identificar a todas las víctimas, los restos de los 51 españoles que viajaban en el Airbus A320 que cubría el trayecto Barcelona-Düsseldorf siniestrado empezarán a ser repatriados el lunes próximo. Serán 30 féretros, pues muchas familias han preferido optar por la incineración. Así lo ha asegurado Robin en una rueda de prensa celebrada justo después de la reunión informativa con las familias.
Robin ha comentado también que, aunque hay muestras de los 150 cadáveres, hay restos sin identificar que serán enterrados en una tumba común en Vernet, la población más próxima al lugar de la catástrofe, en los Alpes. En su momento, se organizará una ceremonia a la que serán invitados todos los familiares.
El fiscal de Marsella ha confirmado también algunos de los datos que se han ido desvelando acerca de los problemas psicológicos que sufría el copiloto Andreas Lubitz. Las cajas negras demostraron que Lubitz manipuló los mandos del avión hasta estrellarlo contra el suelo. También, que incluso ensayó la forma de hacerlo en el trayecto previo, el mismo día, de Düsseldorf a Barcelona. De baja hasta dos días antes de la catástrofe, según Robin, ocultó a la compañía sus problemas de salud por miedo a perder su licencia. Aunque los médicos no se lo diagnosticaron, Lubitz “estaba obsesionado con la idea de que se iba a quedar ciego y temía que su problema transcendiera”.
Otras informaciones publicadas por la prensa alemana dan algunas pistas para reconstruir los actos de Lubitz antes de la masacre. Según el Süddeutsche Zeitung, el copiloto habría buscado en Internet cianuro y otras sustancias con las que suicidarse, según se desprende de su ordenador.
Los investigadores tienen pruebas de que Lubitz buscó en marzo, el mismo mes del siniestro, cianuro, valium que no requiriera recetas y cócteles de barbitúricos con los que matarse. Además, en lo que parece una búsqueda desesperada por investigar qué podría pasar si el intento de suicidio fracasara, investigó en la página web del Colegio de Médicos de Hamburgo cómo pueden actuar los médicos en caso de que alguien esté seriamente herido y no pueda expresarse. Esta búsqueda la realizó el día antes de la tragedia.
Las revelaciones de la prensa alemana muestran, además, el dolor y desconcierto de la familia de Lubitz tras la tragedia. El copiloto habría pasado tan solo dos semanas antes del siniestro un fin de semana en Berlín con su familia, que no sospechaba lo grave de su estado de salud ni sus macabros planes. Y un día antes del trágico suceso, fue a hacer la compra con su novia.
Los restos mortales de los 44 alemanes que perdieron la vida en ese mismo vuelo de Germanwings ya fueron repatriados el pasado martes. Tanto en ese caso, como en el de las víctimas españolas se atiende al deseo de las familias.
La investigación penal de lo ocurrido corresponde a la justicia francesa, ha confirmado Robin. Tres jueces de instrucción abrirán próximamente el proceso con la acusación de homicidio involuntario. El fiscal no ha cambiado la calificación del delito porque el presunto autor de los homicidios está entre las víctimas. “No se puede perseguir a una persona muerta”, ha explicado Robin.