Se estrenó esta semana la película Intensa-mente, en la que se muestra cómo operan en una niña las distintas emociones, que en un principio compiten para ver quién controla cada situación de la vida. Los especialistas indican que hay estrategias para regularlas y actuar con equilibrio.
“Cuando ves a alguien, ¿te has preguntado qué pasa dentro de su cabeza?” De esta forma comienza la nueva animación de Disney Pixar, Intensa-mente. La película muestra qué ocurre dentro de la cabeza de una niña desde su nacimiento hasta los 11 años y cómo, en cada paso, es acompañada por cinco emociones: alegría, temor, furia, desagrado y tristeza, cada una representada por personajes entrañables. Según consignó Tiempo Argentino, las mismas alternan el control en cada una de las situaciones que a la niña le toca vivir y llegan a consensos a partir de su regulación. El mensaje o moraleja es direccionado a grandes y chicos, y destaca la importancia de reconocer cada emoción, comprenderla y entender que la resolución de los obstáculos no responde al bloqueo de las emociones menos felices, sino a la autoregulación de todas.
Según los expertos, las emociones pueden educarse. Se puede aprender a activarlas o aplacarlas para que no sean dañinas en nuestras vidas. “Desarrollar competencias emocionales es, sin duda, una forma de prevención de patologías y disfunciones. Generar recursos y estrategias para detectar y manejar las emociones es algo posible y muy fructífero”, destacó Mirta Dall Occhio, directora del Instituto Sincronía, especializado en estrés, ansiedad y emociones. La técnica utilizada a la hora de domar las emociones es la terapia de Activación Emocional (EAT) (ver recuadro). En el portal del instituto especializado se destaca: “Todos los seres humanos, para sobrevivir emocionalmente, deben satisfacer necesidades básicas. Según su historia de vida, las personas han aprendido a hacer frente a su entorno para obtener lo que necesitan. Incluso bajo circunstancias difíciles o tóxicas, la mayoría son capaces de obtener una mínima satisfacción de sus necesidades emocionales. Al aprender lo que se debe y no se debe hacer, según las reglas de su entorno, se construye así el piloto automático: ‘la Estrategia de Supervivencia Emocional’.”
Las personas padecen una enorme carencia de herramientas para manejar las distintas emociones que surgen frente a la realidad de cada día, explicó Dall Occhio, en diálogo con Tiempo. “Especialmente en niños y adolescentes, la ansiedad, el estrés, la violencia, el consumo de sustancias tóxicas, la depresión, las dificultades en las relaciones nos revelan problemas serios en el manejo de las emociones.”
Las emociones establecen metas hacia las que se dirigen nuestras acciones y es eso lo que convierte a los afectos en motivadores y determinantes de las conductas. Además, son las que nos dan señales sobre lo que es importante para nosotros organizando la acción, mientras que los pensamientos nos dan los medios para llevar a cabo la acción. Los especialistas afirman que los pensamientos son necesarios, además, para el posterior análisis de situación y para poder reafirmar o corregir nuestras valoraciones automáticas, y la función social de comunicar al otro cómo nos sentimos. “La integración de emoción y razón nos permitirá una conducta más adaptativa. Pero es la emoción la que nos dice qué nos está afectando y nos permite establecer metas alcanzables y mejorar la supervivencia”, subrayó Dall Occhio.
Para Mónica Cruppi, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), “los seres humanos venimos al mundo con un bagaje emocional, con pulsiones que nos impulsan a la acción y las cuales se van moldeando por medio del aprendizaje emocional que comienza en el entorno familiar, tanto a través de la empatía como con la entonación emocional (identificación)”.
La experta destaca que resulta fundamental registrar la emoción que corresponde a cada estado de ánimo e integrarlas para lograr “una configuración de la buena salud. Saber lo que uno siente y si está en relación con lo que piensa y hace. Quien no tiene control sobre emociones negativas puede tener un arrebato emocional lo cual lo puede bloquear y no ver con claridad cualquier decisión que pueda tomar. Y lo contrario, cuando alguien está eufórico, puede generar situaciones negativas como despilfarrar dinero. Casi todos los pacientes sufren algún tipo de desregulación emocional.” Por ejemplo, alguien que posee un gran intelecto, pero es malhumorado y no trabaja en equipo no es un buen candidato en un ámbito laboral.
De hecho, ya son varias las compañías multinacionales que capacitan a sus empleados con cursos de inteligencia emocional en los que se busca que puedan aprender a sostener la armonía y desarrollar vínculos laborales más constructivos y confiables, además, se busca que las personas sean más abiertas dispuestas a aprender y generar cambios de manera proactiva acorde a las necesidades.
Educar a las comandantes de nuestras acciones a partir de la autobservación y autorregulación parece ser el secreto para que nuestras emociones no nos jueguen malas pasadas.
Una técnica que permite modificar las conductas con ejercicios
La técnica utilizada para reeducar las emociones es la terapia de Activación Emocional (EAT). La misma se compone de varios ejercicios corporales que ayudan a provocar la emoción o aplacarla, muchos de ellos se realizan a partir de determinados movimientos corporales durante dos minutos. Por ejemplo, la alegría se activa mediante una mueca de sonrisa inhalando y exhalando con el sonido de la letra, el cuerpo flojo, y dando pequeños saltos.
También se trabaja con imágenes y patrones efectores emocionales como poner el cuerpo en determinada posición y ejercicios de respiración.
“Las personas llegan a la consulta con síntomas y motivos, por ejemplo, ‘me peleo todo el tiempo con mi marido’, entonces se les realiza un cuestionario conectado con el cuerpo que los lleva a imaginar la situación y a explicar en qué lugar sienten las sensaciones que van apareciendo. Luego, se le pide que continúe imaginando la situación y el cuerpo profundiza el contacto con la emoción que le provoca. Todo el proceso es guiado por un terapeuta”, explica Mirta Dall Occhio, directora del Instituto Sincronía.
Estos ejercicios son sólo algunos ejemplos, ya que EAT es un modelo que permite abordar las emociones asociadas a partir de una escena conflictiva disparadora con nuevas técnicas de “embodied congnition” (cognición encarnada), dirigiendo la atención a las respuestas automáticas del cuerpo, guiándolo con técnicas de “embodiment” (encarnación). Se activan las emociones secundarias y se accede a la emoción primaria, posibilitando el acceso a esa información antes desconocida, entrenando la habilidad de regulación emocional.
Finalmente se logra un repertorio liberador, “ya que al acceder a la energía de todas las emociones de manera regulada la flexibilidad psicológica es una alternativa posible”.
¿Sirven las emociones?
La emoción proviene del verbo en latín movere (mover, ir hacia adelante). “Regulan el funcionamiento mental, organizando tanto el pensamiento como la acción. En primer lugar, establecen las metas que nos son prioritarias y nos organizan para llevar a cabo ciertas acciones concretas” (Nico Frijda).
El autor de la frase es un psicólogo holandés, ya retirado, que dedicó su carrera al estudio de las emociones humanas.