Se trata de Oscar Romero Bruno, que confesó que estuvo preso por robo agravado y se fugó.
“Me dijeron que en el Reino del Revés nadie baila con los pies, que un ladrón es vigilante y otro es juez”, cantaba María Elena Walsh en 1965. Muchos argentinos habrán recordado aquella canción infantil cuando se enteraron de la historia de Oscar Romero Bruno.
Romero Bruno no es vigilante ni juez, pero sí es el presidente del Colegio Público de Abogados de la ciudad de Trelew, en la patagónica provincia de Chubut.
Y cuando era joven fue ladrón de bancos. La confesión la hizo él mismo hace unos días, causando una conmoción en su ciudad. Reveló que cuando tenía 25 años asaltó más de 20 bancos y financieras a mano armada. Que fue condenado por la Justicia por robo agravado por el uso de arma y recibió una sentencia de 6 años en la norteña provincia de Formosa.
También admitió que se fugó de la cárcel después de un año y cuatro meses y huyó a la punta opuesta del país, donde vivió como prófugo en Trelew. Allí estudió derecho penal y formó una familia.
Además, empezó a desempeñarse en la docencia, enseñando Derecho Romano en la sede local de la Universidad Nacional de la Patagonia. Hace tres años fue nombrado presidente del colegio de abogados, uno de los cargos más prestigiosos de su profesión.
Pero su vida tomó un giro cuando a comienzos de junio de manera inesperada decidió contar su verdadera historia a una radio local.
SINCERICIDIO
¿Qué lo llevó realizar tan polémica confesión? Eso le consultó BBC Mundo, que se contactó con Romero Bruno por vía telefónica.
“Me había enterado de que un grupo de personas había averiguado sobre mi sentencia condenatoria y pretendían desprestigiarme, así que preferí contar mi historia yo mismo”, respondió.
Lo que sorprende de este hombre es que no manifestó vergüenza alguna por sus acciones.
“No me considero un ejemplo, pero tampoco creo que se deba condenar a alguien por algo que ocurrió hace 20 años”, dijo.
Romero Bruno -quien por años usó solamente su primer apellido y evitó mostrar sus documentos para pasar desapercibido- contó que sus familiares y amigos siempre supieron su historia real.
No obstante, aseguró que todo este tiempo cargó con un peso muy grande por tener que esconder su pasado. “Siento una liberación enorme ahora que esto se sabe. Tenía una necesidad personal de revelar mi pasado”, le confió a BBC Mundo.
Pero no todos compartieron su alivio. Algunos de sus colegas, enterados de la noticia, pidieron su inmediata remoción como presidente del Colegio de Abogados.
La suerte profesional de Romero Bruno se decidirá el próximo 8 de julio cuando se realice una Asamblea Extraordinaria convocada para debatir su caso. Al menos dos tercios de los presentes deberán votar en su contra para que sea destituido. Romero Bruno afirmó estar muy tranquilo.
“Si no tengo el apoyo de la mayoría, de todos modos no tiene sentido que siga en el cargo”, dijo.
PRESCRIPCIÓN
La admisión de este hombre no supone un peligro de que vuelva a ser detenido, debido a que su caso prescribió en 2005.
Fue a partir de entonces que el abogado se sintió en condiciones de postular a cargos de mayor exposición, como el que actualmente ocupa. ¿Qué lo llevó a robar en primero lugar?, le preguntan muchos.
“Al principio lo hice por motivos idealistas, le robaba a bancos y casas de préstamos usureros y con ese dinero ayudaba a familias pobres”, contó. Aunque admitió que después le tomó el gusto y empezó a robar por motivos personales.
¿Y qué piensan de él sus jóvenes alumnos de derecho? Según el diario Clarín lo recibieron “como un ídolo” después de que estalló la polémica.
“Muchos de ellos pensaron que no volvería a presentarme en la universidad, pero fui y cuando los vi les dije: ‘buenas tardes y arriba las manos’, lo que generó muchas risas”, relató a BBC Mundo.
Romero Bruno cree que los jóvenes aprecian su honestidad pero insiste en decir que él no es un ejemplo a seguir.
“Espero que ellos aprendan de mi historia y no sigan mi camino, que solo lleva al sufrimiento y pone en riesgo tu futuro”, dijo.
DEUDA
No obstante, el abogado penalista no siente que tenga una deuda con la sociedad, por no haber concluido su sentencia. “No cometí una violación jurídica, legal o ética”, consideró.
“Me fugué sin violencia, lo cual no está penado por la ley, y mi caso prescribió, por lo que estoy dentro del marco de la ley”, se defendió. Además, pidió que su caso sirva para crear conciencia sobre las deficiencias del sistema penitenciario, “que no sirve para reformar a los delincuentes, sino que por el contrario, corrompe a las personas”.
Pero si bien algunos, como el rector de la Universidad Nacional de la Patagonia, Alberto Ayape, consideraron que su pasado delictivo pertenece a su vida privada, no todos tienen una visión tan magnánima.
Quienes piden su destitución consideran que es una vergüenza para la institución que representa.
“La gravedad inusitada (de los hechos que se le imputan a Romero Bruno) han afectado la dignidad de la abogacía y puesto en vilo a la colegiación”, declararon a través del sitio oficial de la institución.
Ahora Romero Bruno deberá esperar para saber si puede seguir con su vida como hasta ahora, como él desea, o si finalmente deberá pagar por las cuentas pendientes del pasado.