“Tenía muchas ganas de matarlo”

Rosario es una de las víctimas de Claudio Napolitano, violador que está siendo juzgado en nuestra ciudad. Ella develó esta mañana en la 99.9 la falta de respaldo del estado a las víctimas de estas situaciones y el beneficio judicial que terminó con el violador en la calle aún cuando estaba condenado: “el que abusó de mí fue el Estado con él como intermediario”.

justicia

El caso de Claudio Napolitano es muy particular. El violador estaba en la cárcel condenado, pero recibió un beneficio constitucional que lo devolvió nuevamente a las calles de Mar del Plata. Allí siguió con su accionar y abusó de varias mujeres.
En medio del desarrollo del juicio y horas antes de brindar su declaración en el estrado, habló en la 99.9, Rosario, una de las víctimas: “él entra en prisión en el año 98, pero le aplicaron el 2×1 y sale en el año 2003. Si hubiese cumplido su pena como debía ser, ni yo ni el resto de las víctimas hubiéramos pasado por esto. El que abusó de mí fue el Estado con él como intermediario”, resumió.
Rosario decidió, después de pasar momentos muy difíciles, visibilizar la falta de asistencia del estado para con las personas que le toca atravesar este tipo de situaciones. “Después de lo ocurrido, si bien tuve lo preventivo de acuerdo a mi salud física; nadie hizo nada por mi salud psicológica. Seguí trabajando como si nada, nadie se enteró. Fui a pedir ayuda y nunca me la brindaron”, indicó.
La desesperación la llevó a pedir ayuda de manera “oficial”, pero tampoco la encontró de esa manera: “a mí nadie me recibió, fui con un oficio y lo presenté. Me dijeron que hasta las 14 lo podían recibir y yo a esa hora salía de trabajar. Me respondieron que no sabían que decirme. Nadie me llamó para brindarme ayuda psicológica ni nada”, aseguró.
Las consecuencias del abuso eran muy evidentes para ella y debía afrontarlas, aún cuando el Estado no estuviera detrás de ella. “Hubo muchas mutaciones de carácter, empecé a estar mejor cuando lo hablé. Había mucho odio y mucha bronca que prácticamente no me dejaban dormir. Hubo trastornos alimentarios, pesadillas, insomnio, todo eso explotó un día y decidí hacerme escuchar”, explicó sobre su decisión.
El sentimiento con el que debía convivir era muy fuerte y, salvo su familia, no tenía en quien apoyarse. Por su bien, pudo contener los impulsos: “tenía muchas ganas de matarlo. Si hubiera tenido una segunda reacción y lo hubiera ido a buscar, ¿de quién sería la culpa? Es una cadena de negligencia del estado”, reflexionó Rosario.
Aunque parezca mentira, ella debía continuar con su vida, como si nada hubiera pasado. “Lo que más me preocupó en ese momento era el tratamiento preventivo para las enfermedades de transmisión sexual. Una vez que estuvo todo en curso, traté de retomar mi vida como podía con la ayuda de mi familia y mis allegados”, destacó.
Sin embargo, necesitaba algo más y tuvo que comenzar por sus propios medios algo que le debería estar brindando el Estado: “este año decidí hacer terapia por mis propios medios. Estoy respaldada por las chicas de “En Red” que son las únicas personas que respondieron a mi pedido de ayuda. Creo que Asistencia a la Víctima me habló ayer por primera vez, a un día de declarar en el juicio, cuando no me sirve para nada”, sentenció.