Los desarrollos de los investigadores argentinos. del 25 al 31 de julio, Buenos Aires será sede del evento de investigación en “IA” más importante del mundo.
Años atrás, el inventor estadounidense Raymond Kurzweil predijo que para 2030 ya va a existir un hardware de capacidad similar al cerebro humano. El polémico científico cuenta en su haber con una profecía cumplida: la crisis económica de 2008 aunque, más allá de las posibilidades de volver a acertar, la opinión del bueno de Ray al respecto de la Inteligencia Artificial es relevante porque se trata del director de ingeniería de Google.
“Aún con eso, estamos lejos de que exista el software que pueda razonar como un cerebro humano”, aclaró Ricardo Rodríguez en diálogo con Tiempo Argentino. “Todo lo que se hace en Inteligencia Artificial (IA) hasta el momento son actividades dedicadas, actividades genéricas, todavía no. La máquina hasta ahora pudo hacer todo pero parcializado. No puede identificar un objeto que no estaba previamente identificado. Reconoce caras pero necesita aprender el concepto de cara, como un bebé. Todavía no se sabe cómo hacer para que una maquina aprenda conceptos mas abstractos”, explicó Ricardo.
El científico es el coordinador del equipo de investigación en IA que funciona en el laboratorio de robótica de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Una habitación enquistada en el Pabellón 1 de Ciudad Universitaria en el que pululan brazos mecánicos, piezas parecidas a las del mecano y sensores. Cientos de sensores.
“Hay muchas especulaciones acerca de que la inteligencia de las computadoras va a superar la inteligencia del hombre pero eso no está claro; ni siquiera se sabe si va a existir una simbiosis entre el humano y las máquinas. Hablar de eso es hacer futurismo y a título personal, me parece mala leche”, opinó Ricardo.
“Tengo la sensación de que ocurre algo similar a hace 20 años atrás cuando se hablaba de la clonación y al final no pasó nada con eso -argumentó el científico-, ahora hay coches sin conductor, autónomos. Entonces, una de las razones por las que, por ejemplo, no funcionan taxis automáticos no es tecnológica sino que es ética, porque ¿a quién haríamos responsable en caso de accidente? Google está invirtiendo mucho dinero en IA. El equipo de manejo de autos sin tripulación era algo amateur de las universidades pero Google compró a los tres mejores equipos de investigación. Se los comió.”
Pero la IA ya está entre nosotros, con desarrollos locales. Por ejemplo,en sistemas de reconocimiento facial. O cuando llamás a un servicio de emergencia médica, el sistema que te responde se llama de árbol de decisión. Te pregunta cosas y en base a tus respuestas, repregunta y toma decisiones. También cuando te dan una tarjeta de crédito, dado que todos los bancos tienen sistemas automáticos para análisis de riesgo antes del otorgamiento. Además hay aplicaciones en el sector agropecuario. Robots aéreos para control de plagas y algo que está muy de moda: la agricultura de precisión, un sistema para optimizar recursos de riego y fertilización según la necesidad de cada bulbo. “Es ponerle valor agregado al desarrollo que tenés, es industrializar”, resumió Pablo de Cristóforis, licenciado en Ciencias de la Computación e investigador del Conicet. Integra el equipo de investigación de Exactas, junto a Matías Nitsche, Taihú Pire y Thomas Fischer.
Existen unos 15 equipos similares distribuidos por todo el país, unos 50 doctores en IA, y muchos de ellos, ya desarrollaron dispositivos de IA que fueron reconocidos en el exterior.
“Nos especializamos en robótica móvil, o sea, dispositivos que tengan que moverse en ambientes desconocidos. Ese es el desafío de la robótica argentina hoy en día”, contó Pablo. Ante la misma pregunta, Ricardo opinó: “Creo que para países en vías de desarrollo como Argentina, la IA esta al mismo nivel que estaba la computación en los 60. Los países centralizados entregan las computadoras pero nosotros tenemos que desarrollar el know how para no ser simplemente consumidores, aunque sea tener una noción valorativa de lo que vamos a comprar. Eso hay que mantenerlo para no perder el tren del desarrollo porque si alguno la pega, te chupan y te llevan.”
«Tiene que estar la voluntad política de crear industrias», aseguró Pablo de Cristóforis, investigador del Conicet.
-Por eso hay q desarrollarlo en el país -interrumpe Pablo- una vez nos convocaron a un evento de Ford. Hablamos con una gerente y le contamos que hacemos un montón de desarrollos. La respuesta fue que los desarrollos tecnológicos los hacen en sus casas matrices, con los grupos de investigación de Estados Unidos y Alemania. Por eso creo que tiene que estar el desarrollo científico y también la voluntad política de crear industrias en el país para que se generen los requerimientos para los desarrollos tecnológicos. Sino, es mas fuga de cerebros.
-Hay que vencer la tentación…
–Sí. Pero uno no es un robot, justamente, sino que tenemos libre albedrío (que es algo que las máquinas no tienen) como para pararnos frente a algún requerimiento o una determinada empresa u oferta laboral y decir esto lo hago, esto no, o decidir si irte o quedarte. Por eso, los que estamos acá es porque apostamos a quedarnos y desarrollar esto en la Argentina.
ARGENTINOS
A simple vista es un drone, pero con algunos agregados: Comunicación TCP/IP directa a una computadora que permite transmisión en vivo de imagen y sonido. Las unidades de procesamiento están a bordo.
Robot clásico de locomoción diferencial. Esta programado para combates de sumo de robots. Fue diseñado íntegramente en Exactas.
Robot Múltiplo N6. Lo diseñó la empresa argentina Robot Group. Sirve para educar a los más pequeños en el arte de la programación, ofreciéndoles la posibilidad de incorporar el método del pensamiento científico de ensayo y error.
La inteligente actitud de improvisar
¿Qué es la inteligencia artificial? Dicho bruscamente, es tratar de que las computadoras se comporten como si fueran seres inteligentes; eso trae un primer problema filosófico porque no hay un acuerdo sobre que es la inteligencia.
Si uno se olvida de eso, se trata de hacer programas que resuelven tareas que ya resuelven los humanos y que consideramos que es parte de la inteligencia. Una suma o resta no lo es, porque para eso usamos algoritmos. Reconocer un rostro, tomar decisiones y tener actitudes importantes. Para esas cosas, en principio, no tenemos algoritmos. Son problemas que resolvemos sin saber, a priori, cual es el modo de hacerlo.
No es tomar el subte todos los días sino que es aquello que resolvés cuando el subte no funciona. La improvisación es una actitud inteligente, sin algoritmo. Los sistemas de IA responden a situaciones sin tener un algoritmo.