El caso de libertad de expresión que conmociona a Alemania

Dos periodistas acusados de traición, un fiscal general despedido y el indecoroso espectáculo de los ministros del gobierno luchando por escapar de la línea de fuego que siguió a la indignación popular.

Meister-BeckedahlEl escándalo de la tambaleante clase política alemana no es tanto sobre corrupción, sino sobre el debate en torno a si un portal de internet poco conocido tiene derecho a publicar documentos que ya habían sido discutidos públicamente.
Lo que comenzó siendo un caso bastante opaco, se convirtió en un apasionado debate nacional sobre la libertad de prensa y la influencia de los ministros gubernamentales en los tribunales.
A principios de 2015, los periodistas Andre Meister y Markus Beckedahl publicaron varios documentos confidenciales sobre derechos en internet en su página web Netzpolitik, y aseguraron que el servicio de inteligencia alemán planeaba expandir la vigilancia online para combatir el terrorismo, y que pretendía establecer una unidad especial para monitorear redes sociales.
La semana pasada, los periodistas anunciaron que estaban siendo investigados por traición.
“Si el fiscal estatal se sale con la suya, a Markus y a mí nos encarcelarán por dos años”, escribió Meister en Netzpolitik.
Hubo una reacción nacional. Los principales titulares denunciaron la amenaza contra la libertad de prensa y miles de personas tomaron las calles de Berlín para apoyar a Netzpolitik.
En Reino Unido, este tipo de titulares son publicados cuando algún parlamentario es capturado, literalmente, con los pantalones abajo -para un mayor efecto, estos casos suelen estar envueltos en polémicas por drogas y prostitución.
En Alemania, sin embargo, el asunto en torno a la protección de datos es lo que parece provocar el alboroto popular.

Dolorosos recuerdos

Este hecho parece menos sorprendente si recordamos la dolorosa experiencia del totalitarismo alemán durante el siglo XX.
Tanto la policía secreta hitleriana, la Gestapo, como los agentes comunistas de la Stasi en la Alemania el Este, espiaron minuciosamente a sus propios ciudadanos y controlaron ampliamente a la prensa.
Los derechos de privacidad y el rol de los medios no son simplemente una cuestión de debate académico; la población alemana es demasiado consciente de los peligros que suponen que un Estado se vuelva demasiado poderoso.
Este legado histórico explica por qué las acusaciones de los espías estadounidenses causaron tanto revuelo en este país y por qué Edward Snowden, quien filtró información sobre actividades de espionaje en EE.UU., es visto en Alemiania como algo parecio a un héroe.
Snowden es especialmente admirado por la izquierda alemana, muchos de cuyos integrantes probablemente desconocen las opiniones derechistas del propio Snowden en cuanto al papel del Estado y al sistema de bienestar social.
La investigación de traición hacia los periodistas de Netzpolitik estaba siendo tan controvertida que era sólo una cuestión de tiempo que empezaran a “rodar cabezas”.
En tan sólo unos días, algunos líderes gubernamentales, incluido el ministro del Interior, el ministro de Justicia y la canciller alemana Angela Merket, retiraron públicamente su apoyo al fiscal general Harald Range, quien lanzó la investigación.
Sin embargo, el martes anunciaron que Range sería cesado en su cargo, lo cual supone la primera vez en Alemania que un miembro del gobierno despide a un fiscal general.

Llamadas inquisitorias

Pero el escándalo en Alemania está lejos de su final.
Los políticos de la oposición exigen ahora una investigación exhaustiva para averiguar, en primer lugar, por qué el ministro de Justicia dejó que los periodistas fueran investigados por traición.
Además, Meister y Beckedahl quieren saber si han sido investigados previamente por las autoridades.
“Para nosotros, como periodistas que creemos en el estado de derecho, esto es como despertar en medio de una pesadilla, en un estado represivo en el cual es posible espiar a los periodistas de investigación”, dijo Beckendahl a la cadena de televisión alemada ARD.
“Nunca me habría imaginado algo así”.
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Casos de traición contra periodistas en Alemania:

1962: Cargos por traición contra la revista Der Spiegel por una historia que alegaba que el ejército de Alemania Occidental no sería capaz de defender el país contra el ataque comunista. Dos editores fueron encarcelados, pero un tribunal falló posteriormente a favor de la revista y el ministro de Defensa Franz Josef Strauss fue obligado a dimitir.
1982: Las oficinas y los hogares de los periodistas de la revista de Hamburgo Konkret fueron registrados por la policía, tras la publicación de las memorias de un agente secreto.
2005: Las oficinas de la revista política mensual Cicero y la casa de uno de sus periodistas fueron registrados por la policía. El periodista escribió un artículo sobre un terrorista extremista islámico, en el cual eran citados una serie de documentos confidenciales. El tribunal constitucional alemán alegó más tarde que las autoridades habían actuado de manera anticonstitucional.
2015: Dos periodistas del sitio internet Netzpolitik fueron investigados por “traición” por publicar documentos detallando planes gubernamentales para incrementar la vigilancia online, en la lucha antiterrorista. La investigación ha sido suspendida de manera temporal, tras la indignación popular.
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La investigación por traición ha sido suspendida, pero el fiscal general Range ha acusado al gobierno de interferir en procedimientos legales.
“No es aceptable que los políticos ejerzan influencia en una investigación porque los posibles descubrimientos pueden no ser políticamente convenientes”, explicó el fiscal.
En lugar de aclarar la situación en cuanto a lo que los periodistas pueden o no pueden publicar, el caso parece haber arrojado más preguntas al respecto.
¿Qué es un secreto de Estado? ¿Qué le está permitido publicar a un periodista? Y, en plena ebullición de medios en Internet y redes sociales, ¿cuál es la correcta definición de “periodista”?
El hecho de que la investigación fuera lanzada y cancelada cuando las cosas se complicaron a nivel político, no resolvió ninguna de estas cuestiones, lo cual significa -advierten los críticos- que es muy probable que vuelva a suceder pronto otro escándalo similar.