“Lady yihad”, la italiana que cambió su vida de estudiante por ser yihadista en Siria

Maria Giulia Sergio es una joven italiana de 28 años que se casó con un albanés y dejó su vida en el norte de Italia para unirse al Estado Islámico.

lady-yihadCientos y hasta miles de europeos de origen musulmán que malviven en barriadas pobres han sido seducidos en los últimos tiempos por la propaganda yihadista. Sin embargo, llama más la atención para la opinión pública aquellos jóvenes de vida acomodada que se convierten al islam para ir a combatir por la yihad. Este es el caso de Maria Giulia Sergio que ha conmocionado a Italia tras abandonarlo todo en Milán para irse a Siria seducida por un joven albanés.
«Lady yihad», como se la conoce, es una joven italiana de 28 años que se casó con un albanés y dejó su vida en Milán para viajar a Siria y unirse al yihadista Estado Islámico (EI), a su juicio «un Estado perfecto» en el que no se violan los derechos humanos.
Su decisión ha sorprendido a la opinión pública italiana, que no se explica cómo una joven estudiante de biotecnología en la Universidad Estatal de Milán (norte del país) ha podido cambiar su vida de este modo, hasta el punto de adoptar el nombre de Fátima.
Otra muestra de su conversión al Islam es la imagen difundida por la Policía italiana que revela un cambio progresivo en su aspecto físico: de una joven sonriente, vestida de rosa y con el pelo suelto pasa a usar un burka grisáceo que solo deja entrever sus ojos.
Llegó incluso a participar en debates televisivos en los que pronunciaba toda clase de argumentos a favor del burka y del hiyab (pañuelo) porque, en su opinión, «la integración no significa que la mujer musulmana deba pasear desnuda».
Nació en 1987 en Torre del Greco, en la provincia de Nápoles (sur de Italia), y que en su adolescencia se trasladó junto a su familia a Inzago, en el cinturón industrial de Milán.
En 2008 se casó con un tunecino del que se separó, al parecer por no respetar a rajatabla las normas que estipula el Corán, y cinco años después contrajo matrimonio con Aldo Kobuzi, el albanés con el que se ha marchado a Siria para unirse al EI.
«El EI no tortura a ningún prisionero. Los que son decapitados son ladrones, son hipócritas que actúan como espías en el EI y ofrecen la información a los infieles para que después nos ataquen», señala con vehemencia la joven italiana en una conversación con el medio italiano «Il Corriere della Sera».
Así, defiende la Ley del Talión y afirma, entre gritos e interrupciones de la conexión, que «Alá establece que se corte la mano al ladrón» para que esto sirva «como ejemplo para todos». En relación con la situación de las mujeres en el califato a caballo entre Siria e Irak, Maria Giulia refiere: «Aquí no esclavizamos a las mujeres, sino que las honramos».
«¡Basta de usar los típicos argumentos!», exclama irritada. Denuncia que «todo el mundo» les ataca y pone un ejemplo: «Hace dos días llegó un avión teledirigido (dron) lleno de explosivos para destruir (se interrumpe la llamada)… Aquí solo hay mujeres y niños».
Fatima sabe que su familia ha sido arrestada, pero asegura que esta acción «ilógica» es como «hacer un agujero en el agua» porque «no sirve para nada».
«Los mensajes que intercambio con mis padres y mi hermana no eran de incitación a la yihad ni nada por el estilo. Simplemente hablábamos de que podrían tener una buena vida aquí, en el Estado Islámico», añade.