Según determinaron nuevos estudios, entre 2030 y 2040 se congelaría buena parte del mundo por cambios en la actividad solar.
Un grupo internacional de climatólogos acaba de revelar, durante un encuentro de Astronomía realizado en Llandudno, Gales, que la humanidad experimentará una “pequeña Edad de Hielo” similar a la que congeló una buena parte del mundo durante el siglo XVII y principios del XVIII. Será entre 2030 y 2040.
El campo magnético del Sol varía a lo largo del tiempo. Y estas variaciones tienen una influencia directa en la radiación electromagnética que emite y en el número de manchas en su superficie. La variación en la cantidad de manchas solares tiene una estructura cíclica, que tiene efectos concretos sobre el medioambiente de nuestro planeta.
Existen numerosos ciclos solares que se repiten. Los mejor conocidos son los que suceden cada once y noventa años, que manifiestan una reducción periódica de manchas sobre la superficie de la estrella. En el siglo Çde las cerca de 50.000 habituales.
Ahora, tras un amplio estudio basado en estos datos, los investigadores pudieron predecir una fuerte disminución de la actividad solar hacia 2030 o 2040, comparable a las condiciones que existieron durante el Mínimo de Maunder en el siglo XVII.
Esta reducción de la actividad implica una disminución de la radiación solar, lo que llevará a un recrudecimiento invernal extremo y a veranos muy fríos. “Muchos estudios han mostrado que el Mínimo de Maunder coincidió con la fase más fría del enfriamiento global (en el siglo XVII), hasta el punto de que se la conoce como la “Pequeña Edad de Hielo” afirma Helen Popova, física de la Universidad Estatal Lomonosov, Moscú. Durante ese periodo se sufrieron inviernos muy fríos en Europa y Norte América. Rl agua de ríos como el Támesis o el Danubio se congeló, la nieve tapó las llanuras todo el año y Groenlandia se cubrió de glaciares.
Una atmósfera terrestre más fría
Si se produce semejante reducción, la atmósfera terrestre se enfriará. Según los científicos que trabajan en el caso, si las actuales teorías sobre el impacto de la actividad solar en el clima terrestre son ciertas, entonces el próximo mínimo de 2030 traerá un enfriamiento significativo.
Faltan aun entre 5 y 15 años para tener certeza sobre lo acertado de estas predicciones, cuando las observaciones confirmen algunas mediciones.
“Aun es posible que la disminución de la temperatura no sea tan drástica. Pero debemos examinar los datos con detalle. Estamos en contacto con climatólogos de varios países y seguiremos trabajando en ello” explicó Popova.
La idea de que la actividad solar afecta al clima en la Tierra apareció hace ya mucho tiempo. Se sabe, por ejemplo, que basta una ligera variación de un 1% en la actividad solar para causar cambios en la distribución de temperaturas y del flujo de aire del planeta. También la emisión de partículas cargadas aumenta con la actividad solar. Y esas partículas alcanzan la Tierra y se mueven en complejas trayectorias, causando auroras, tormentas geomagnéticas y problemas en las comunicaciones por radio.
¿Exageración?
Contrario a lo que refleja la mayor parte de la prensa científica está la opinión del físico Mike Lockwood, quien cree que un periodo de mínima actividad solar puede afectar a las temperaturas de manera regional (en un hemisferio, por ejemplo), pero que serían insignificantes a nivel global. Por eso niega que una “pequeña edad de hielo” pueda sentirse a niveles catastróficos, aunque no niega que podrían avecinarse algunos inviernos más fríos. “Es una exageración de la prensa” opina. Habrá que esperar y comprobarlo.