Los ciudadanos están pasando por un mal momento, no llegan a fin de mes y les es muy costoso vivir con un solo trabajo. Sin embargo, el Gobierno cumple con la disciplina fiscal.
Miles de personas se han congregado en manifestaciones en las calles de Bulgaria desde hace unas dos semanas por la mala situación económica en la que viven. Muchos de los que trabajan no pueden llegar a fin de mes, y aquellos que deciden jubilarse, allí sólo cobran retribución mínima de 75 euros, por lo que están obligados a conseguir un trabajo en negro.
En el centro de Sofía se concentran aquellos que piden un cambio de modelo político que permita que los ciudadanos tengan poder directo sobre los representantes y así evitar la corrupción.
El Gobierno del populista de derechas Boiko Borikov ha dimitido en bloque por la presión de las protestas cuando subió el precio de la luz. La mayoría cree que la caída del Gobierno es sólo un paréntesis hasta que vuelva al poder Borisov, o los socialistas.
El 49% de los búlgaros están en riesgo de pobreza, según los datos de la agencia estadística Eurostat. Pero hay una delgada línea entre la pobreza y la miseria, ya que en algunos casos el aumento en la factura de la luz se comió la mitad de la renta familiar.
Sin embargo, con una deuda externa del 16%, un déficit inferior al 2% y un crecimiento del 0,5% del PIB, las cuentas del país cumplen con la disciplina fiscal. Si bien no habido recortes, sí se aplicó una política de austeridad que ha complicado al sector público. Los salarios de los funcionarios y las pensiones están congelados y no suben al mismo ritmo que los precios. Pero el desempleo crece muy rápidamente.
Por su parte, aquellos que son jóvenes, buscan emigrar hacia algún otro país, ya que tienen la sensación de en Bulgaria no hay futuro. Alrededor de un millón de los 7,3 millones de búlgaros han emigrado.