Saqueo institucional

Central 946
Funcionamiento del IOMA | Los trabajadores de la obra social de la provincia de Buenos Aires denuncian estafa y malversación. No quieren ser parte de lo que consideran un robo deleznable, porque ataca los fondos previstos para el tratamiento de enfermos. Pero el saqueo canalla no es de hoy: son incontables las denuncias, todas en saco roto.

Hay personas incansables en todos lados. Un ejemplo son los integrantes del Sindicato Único de Profesionales, Trabajadores y Técnicos del Instituto de Obra Médico Asistencial de la provincia de Buenos Aires, en la figura de su presidente, Idelmar Raúl Seillant. Ellos son el SUPTTIOMA, y desde hace años se presentan ante la justicia con el patrocinio letrado de Jorge Fermín Milloc a decir que no es que el IOMA no tenga plata, sino que se la roban entre muchos.
De hecho, alcanza con examinar el recibo de sueldo de cualquier trabajador de la Provincia, para saber que resulta ser afiliado cautivo del IOMA, pues no puede cambiar de obra social ni elegir como otros trabajadores. Así se puede comprobar que los aportes no sólo son automáticos, sino que además son importantísimos. A juzgar por estos montos y estas segurísimas medidas de recaudación, el IOMA no podría estar desfinanciada jamás, a no ser, por supuesto y como siempre sucede, que se lleven el dinero quienes no deberían. Por eso se dice que se está cometiendo un presunto delito de acción pública, cuyos autores resultarían ser funcionarios del Instituto de Obra Médico Asistencial de la provincia de Buenos Aires.
Los integrantes del SOPTTIOMA solicitan ante la fiscalía que se dispongan las medidas conducentes a la investigación penal preparatoria, a fin de investigar esta presunta comisión de delitos de orden público. Si bien los hechos irregulares son muchos, se abocan precisamente al tema de la internación domiciliaria, que constituye en la actualidad una alternativa para el cuidado de la salud de patologías complejas, ya que mejora notablemente la calidad de vida de los enfermos al completar su rehabilitación en el medio familiar.
La internación domiciliaria implica una asistencia personalizada con alto grado de participación familiar, que minimiza los riesgos de infecciones intrahospitalarias: se define como un conjunto de acciones organizadas para la atención de patologías complejas, a cargo de un conjunto de profesionales de la salud, técnicos y administrativos, bajo protocolos definidos de prestación y registros unificados de asistencia, administrados en el domicilio del paciente.  La internación domiciliaria está dirigida a aquellos que han sufrido una patología aguda y requieren de una lenta rehabilitación, o bien aquellos que presentan una patología terminal o crónica, y requieren atención frecuente en su domicilio. Es la alternativa válida, eficiente y confiable para aquellos casos que no requieran estrictamente una internación sanatorial, pero que tampoco podrían recibir una atención ambulatoria. Obviamente, esta atención debe estar controlada  por una auditoría externa e interna, con la conformidad de la atención de los afiliados.
Ahora el SUPTTIOMA denuncia la internación domiciliaria de Blanca Amalia Borgoglio, de Pehuajó. La empresa que interviene es  Salud ADOM S.A., de calle Avellaneda 200, Chacabuco, cuyo presupuesto fue enviado directamente al director Daniel Rossi, del IOMA  de esa región. Él fue quien se encargó de adjuntarlo, y de cargar el trámite on line.
Quien indicó las prestaciones a realizar, la frecuencia y la cantidad  fue el mismo médico de la empresa domiciliaria, Jorge Musso, y no el médico tratante, que es quien debería indicar la prestación, ya que sobre esa base se presupuesta la cantidad de sesiones de kinesiología, fonoaudiología y horas de enfermería. En este caso irregular, estas prestaciones no se cumplen en ningún caso, es decir que se trata de un caso de sobrefacturación. Además, entregaron una cama ortopédica que no estaba en condiciones de ser usada.
Los familiares de Borgoglio pagan directamente a la enfermera que atiende a la paciente, y reciben esporádicamente algún cheque de la empresa de internación domiciliaria o a través de terceros, pero de parte del propio director Rossi. Ni la afiliada ni sus familiares vieron el presupuesto que presentó la empresa de internación domiciliaria, ni tampoco recibieron la autorización con las prácticas que fuera consensuada por IOMA central.
Además, los trámites fueron  realizados y renovados sin hacerse una auditoría en terreno, y son muy pocas las que se concretan desde que Rossi es director, es decir, desde 2008. Lo que denuncian los empleados de IOMA es que la empresa que presta la internación domiciliaria “arma” este y otros trámites, conjuntamente con directivos de IOMA Regional y Central, es decir, tanto con Rossi como con quien fuera director de Programas Específicos, Antonio Nardella.

 Fantasmas

Además, los profesionales del IOMA denuncian una vez más que existen empresas fantasma -intermediarias o gerenciadoras relacionadas con el negocio de los implantes- que recaudan sumas millonarias por servicios inexistentes. Mientras tanto, por supuesto que el dinero desaparece, y se deteriora cada vez más la calidad de las prestaciones que reciben más de 2 millones de afiliados en la Provincia. De esta manera, se estarían desviando recursos que deberían estar destinados a garantizar la atención de esta enorme cantidad de afiliados, que padecen serias deficiencias en su atención, trabas burocráticas a la hora de acceder a prestaciones médicas, dilaciones en la atención, sobrearancelamiento profesional, y falta de cobertura en sus medicamentos.
Según se informa a través de investigaciones de prensa, uno de los principales convenios que tiene el IOMA es el relacionado con la provisión de insumos, que fue firmado con la Asociación de Clínicas de Buenos Aires (Acliba) y la Federación de Clínicas (Fecliba). El convenio rige desde 1993, pero ha sufrido distintas modificaciones. Por ejemplo, durante 2001 se sumaron la Federación de Mayoristas y Proveedores del Estado (Femape), y la Cámara de Proveedores de Prótesis e Insumos Médicos de Alta Complejidad (Caprimac). Estas intermediarias cobran teóricamente un 2% de la facturación total del IOMA por la compra de insumos. Pero hubo un cambio en 2011, ya que Femape y Caprimac fueron marginadas del convenio, y aparecieron en escena dos misteriosas empresas privadas llamadas Kotao SA y Prestaciones RG SA, rebautizadas como Salud Médica Laboral. Ellas comenzaron a cobrar el 2% del total facturado, pero cada una. Es decir, si se suma lo percibido por Acliba o Fecliba, la intermediación insume el 6%, es decir que la obra social está pagando importantes sobreprecios por los insumos. Se trata de un negocio millonario, ya que la facturación de proveedores al IOMA por este convenio hoy superaría los $100 millones mensuales.
Por una parte, Kotao es una empresa con domicilio en Capital Federal, que es presidida por un sociólogo uruguayo llamado Gabriel María Vidart, vinculado con la Asociación de Clínicas Federadas de la Provincia de Buenos Aires y con la firma GPS Fiduciaria S.A. Por otra, Prestaciones RG es una sociedad que en el último año ha emitido 64 cheques sin fondos o con vicios formales por más de $777.000, es decir que figura en rojo en los registros del Banco Central. Los responsables de esta sociedad son Antonio Ricardo Izarra y Alfredo Vanini. Pero esta firma fue dada de alta en la AFIP recién en junio de 2010, es decir que, al parecer, fue creada con el fin de intervenir en el convenio de las prótesis, modificado en 2011. Es decir, un fantasma.

Licitación cero

El presupuesto 2015, aprobado por la Legislatura, contempla $14.783 millones para el IOMA durante el presente ejercicio; pero por más que impacte la cifra, nunca es suficiente para cubrir las demandas de afiliados que reclaman que su obra social no cumple con lo que debería. Si bien la institución percibe aportes millonarios, una parte importante de los recursos estaría siendo saqueada por empresas que sobrefacturan y estafan, obviamente con anuencia de autoridades.
Algunos proveedores afirman que los recibos que Kotao y Salud Médica Laboral les dan, a través de Fecliba y Acliba, se refieren a prestaciones falsas, ya que el IOMA supuestamente ha tercerizado servicios en estas compañías, y esos servicios no existen.
Además, sucede que las contrataciones que se hacen bajo este convenio no contemplan llamados a licitación. Es decir que el nomenclador de insumos que utiliza el IOMA tiene importantes sobreprecios, y es imposible que un prestador ofrezca un valor menor. No hay ninguna posibilidad de que entre los prestadores haya competencia para mejorar el servicio, ya que las contrataciones dependen de lo que dictaminen los directores.
Algunos proveedores han brindado testimonio diciendo que los sobreprecios en algunas prótesis alcanzarían hasta el 100% en dólares. De esta manera se institucionalizó el saqueo de una obra social que debería ser riquísima.
Incluso en algunos casos, los proveedores estarían entregando una comisión del 10 y hasta el 20%, que se destina a cajas políticas.
Todo esto es posible porque en el IOMA se desmanteló la auditoría interna”, dijo el titular de la Asociación de Profesionales del IOMA, Idelmar Seillant, luego de que ya son innumerables las denuncias penales presentadas en la Fiscalía de Delitos Complejos de La Plata. El mismo profesional fue quien denunció las estafas con medicamentos oncológicos de alto costo que aparecían como suministrados a pacientes fallecidos, y eran vendidos en distintas farmacias de La Plata.
Los números que trascienden son escandalosos, y hablan de que las empresas fantasmas están recibiendo montañas de dinero indebido sin que ningún miembro de la justicia dé un paso para interrumpir el negociado, ni para identificar a los culpables. Por ejemplo, un neuroestimulador vagal cuesta para el IOMA $376.000. De ese total, las gerenciadoras retienen $22.500 por cada implante. Una bomba para espasticidad le cuesta a la obra social $357.200, de los cuales $21.432 son para las intermediarias. Una prótesis de columna pediátrica le cuesta al IOMA $233.120, pero $13.987 son alimento de las gerenciadoras.
Por estas razones, los integrantes de SUPTTIOMA han dirigido numerosas cartas documento al Presidente del IOMA -La Scaleia- así como a sus directivos, con las múltiples denuncias que afectan a los afiliados y trabajadores del IOMA, sin respuesta. Pero sí pudo verificarse que, luego de tantas denuncias que toman dominio público,  el director Antonio Nardella tuvo que dejar su cargo como Director de Programas Especiales, y pasó a otro cargo también directivo: la Dirección de Auditoría y Fiscalización Médica  Ambulatoria, nada menos.
Y así siguen. Haciéndose ricos con el dinero que aportan los afiliados, y que debe ser destinada a dar atención y confort a quien atraviesa el peor momento de la vida, que es la enfermedad. Y no se les mueve un pelo.