“Viviré a lomo de un monstruo de hielo del tamaño de un campo de fútbol”

Alex Bellini es un explorador que se planteó vivir un año en una cápsula sobre un iceberg con el objetivo de documentar el proceso de deshielo.

Alex-BelliniAlex Bellini conjuga, en un mismo carácter aventurero, la curiosidad de Jacques Cousteau y el tesón de Forrest Gump. No en vano este joven explorador italiano ha atravesado a remo el océano Pacífico y recorrido a pie los 5.4000 kilómetros que separan Nueva York de Los Ángeles. Ahora, a sus 37 años, se ha propuesto ir un poco más lejos con el proyecto Adrift (a la deriva), que a finales de 2016 le permitirá vivir un máximo de 12 meses dentro de una cápsula ubicada sobre un iceberg groenlandés. Su objetivo es documentar desde allí el proceso de extinción del hielo hasta llegar a aguas cálidas.

¿Cómo surge la idea de este proyecto?

Siempre he sentido atracción por las regiones polares. Siendo un niño quedé fascinado por la historia de Umberto Nobile, un piloto italiano que en 1928 consiguió sobrevolar el Polo Norte en dirigible. La expedición se estrelló en su viaje de regreso y los 10 hombres de Nobile tuvieron que sobrevivir 40 días a temperaturas extremas hasta que los rescataron. El proyecto Adrift tiene mucho de reto personal, pero no seré yo a quien haya que rescatar, sino al mundo.

¿Por qué Groenlandia y no otra región?

En los últimos años se han batido muchos récords en esta zona del planeta. Entre 1999 y 2002, Groenlandia perdió un total de 36.000 millones de toneladas de hielo. Si permitimos que este proceso continúe, durante los próximos 100 años el nivel del mar se habrá elevado 30 centímetros, con las catastróficas consecuencias que esto supone. Los datos son escalofriantes y, sin embargo, no parece que estemos haciendo todo lo necesario para frenar este proceso si tenemos en cuenta que 2010 fue el año más caluroso en Groenlandia, con una media de 3º C por encima de los registros de los últimos cien años.

¿A qué se dedicará dentro de la cápsula?

Recogeré datos en tiempo real que puedan ser de utilidad para los científicos: mediciones sobre la temperatura del iceberg en sus diferentes zonas, análisis sobre el efecto albedo [reflejo de la radiación solar] en la superficie de hielo y estudios sobre los cambios de forma y de tamaño. Por razones de seguridad, permaneceré el mayor tiempo posible en el interior de la cápsula, pero saldré también para recoger agua, tomar muestras y también para recibir a mis invitados. Durante el tiempo que esté a la deriva recibiré a científicos, ecologistas y expertos de todas las disciplinas para intercambiar opiniones y conocimientos.

¿Qué es lo que más le preocupa de la misión?

En todo momento estaré en contacto con un equipo de rescate. Pero no hay que olvidar que viviré a lomos de un monstruo del tamaño de un campo de fútbol. Los icebergs pueden resquebrajarse por cualquier parte y es bastante habitual que en algún momento de su evolución se den la vuelta. Por eso, los 12 meses de la misión son sólo una estimación. Mi mayor preocupación es aguantar el tiempo suficiente para recoger datos de interés para la comunidad científica.