Durante el 2012, la cantidad de jóvenes “ni-ni”, que no estudian ni trabajan, ha crecido considerablemente en España.
El Ministerio de Educación de España realizó un estudio basado en los datos de la Encuesta de Población Activa de 2012. El mismo reveló que el número de jóvenes que “no hacen nada“, con edades entre los 15 y 29 años, llegó en 2012 al 22,6%, es decir, 1,5 puntos más que el año anterior.
Pero hay cifras aún más comprometidas entre los jóvenes que han cursado sólo la ESO o ni siquiera lo han terminado. En esos casos, el porcentaje alcanza el 28,7%, casi uno de cada tres.
El 16,6% de los jóvenes que siguieron acudiendo a clase más allá de la enseñanza obligatoria, no estudia ni trabaja. El problema es que ningún país europeo tiene tantos jóvenes en esta situación. “Los que ahora tienen 20, 22 o 23 años posiblemente se ven muy mayores para volver a las aulas. Han disfrutado ya de un nivel de vida diferente al haber recibido ingresos por su trabajo y se encuentran con que no tienen ni empleo ni formación”, explicó Antonio Cabrales, profesor de Economía de la Universidad Carlos III. “Este tipo de jóvenes tieneperfiles complejos y posiblemente necesitarían una formación a la carta”, agregó.
El presidente del Consejo Escolar del Estado, Francisco López Rupérez, cree que “el sistema educativo tiene que mejorar. Debería hacerse más atractivo introduciendo incentivos. Por eso creo que los contratos de formación y aprendizaje que se han introducido en la FP dual pueden ser una herramienta poderosa para introducir a los ‘ni-ni’ y, en general, a los que no se incorporan de manera espontánea”.
Algunas autonomías han tomado cartas en el asunto, buscando la manera de incentivar a estos jóvenes que han perdido su empleo pero que tampoco se reinsertan en el sistema educativo. El caso más reciente es el de Castilla-La Mancha cuya presidenta, María Dolores de Cospedal, anunció que becará con mil euros a quienes abandonaron la ESO para ponerse a trabajar y ahora están en paro. La medida forma parte del Plan para el Empleo Joven del Gobierno de Castilla-La Mancha, una comunidad donde la mitad de los jóvenes está en paro y más de un 90% no terminó la educación obligatoria.
Extremadura fue la primera ciudad que becó a sus jóvenes bajo un programa que arrancó en 2012 y que premiaba a estudiantes de entre 18 y 25 años que terminaron la secundaria. “El nivel de formación influye en su empleabilidad, y cuanto más bajo sea el nivel de formación menos se aprovechan las posibilidades de formación permanente que ofrece el sistema. De tal manera, que los jóvenes con este perfil tienen dificultades para corregir a lo largo de la vida ese déficit de formación”, agregó López Rupérez.
José Antonio Luengo, profesor de la Universidad Camilo José Cela, cree que para retener a los jóvenes en las aulas “el sistema debe ser más flexible y adaptarse a las necesidades de los alumnos, porque no todos tienen que pasar por el mismo sendero. No estamos acertando con el currículum que se ofrece a los jóvenes, nativos digitales; y necesitamos otro perfil de profesor que sea un mediador entre conocimientos y no un mero instructor”.