Todas las partes del conflicto sirio se benefician de los hidrocarburos baratos del ISIS y el excedente sale de contrabando a través de una nebulosa red de traficantes.
Las acusaciones vertidas por el Gobierno ruso acerca de la implicación de Turquía y la familia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en el contrabando de petróleo del Estado Islámico (ISIS) han vuelto a centrar el debate sobre los hidrocarburos que gestiona el grupo yihadista. Pero, ¿qué dimensiones reales tiene este comercio? Expertos de Irán, Irak, Siria, Turquía, EEUU y Reino Unido consultados por este diario coinciden en señalar que la cuestión no es tan simple como pretende dibujar Moscú, puesto que implica a una difusa red de intermediarios y traficantes.
El Estado Islámico controla siete campos petrolíferos de Siria y, en Irak, tras las ofensivas kurdas y del ejército regular, sus posesiones han quedado reducidas básicamente a tres pequeños pozos. Para Valérie Marcel, analista especializada en petróleo de la Chatham House, las cifras que han ofrecido diferentes medios hasta ahora y que mantenían que el ISIS producía hasta 100.000 barriles de petróleo por día (bpd), de los que extraía un beneficio de 3 millones de dólares por jornada, son “exageradas”. “La producción no es superior a, como mucho, 40.000 bpd”, afirma Marcel. Otras instituciones, por ejemplo la Agencia Internacional de la Energía, la reducen a la mitad. Teniendo en cuenta que el precio internacional del crudo ha caído estrepitosamente durante el último año y medio, diversas fuentes consultadas creen que las ganancias anuales del grupo derivadas del petróleo probablemente no superan los 100 ó 200 millones de dólares.
El sirio Aymenn Jawad al Tamimi es uno de los pocos investigadores que ha accedido a documentos financieros del ISIS y los ha publicado. En uno que analiza las cuentas de la provincia de Deir ez Zor durante el mes de diciembre de 2014, se registraron 1,99 millones de dólares en ingresos del petróleo. Por tanto, Tamimi afirma que si estas son las rentas de la provincia petrolera más importante que tiene Siria, sus beneficios por hidrocarburos no pueden ser tan altos como se venía señalando.
Además, los bombardeos de EEUU y Rusia han modificado en gran medida el negocio petrolero. “Hace un año era el propio ISIS el que manejaba toda la cadena productiva: la producción, el refinado y el transporte hasta la frontera. Pero ahora los bombardeos hacen peligroso este negocio, así que lo subcontratan”, afirma Marcel. “Hay mucha gente que participa en el proceso. Todo el que necesita dinero se mete en el negocio, porque en el este de Siria, donde se encuentran los pozos, apenas hay otra actividad laboral”, explica Joshua Landis, profesor universitario y director de Syria Comment: “Después de que EEUU bombardease las refinerías fijas y móviles del ISIS, ahora se refina hirviendo el crudo en cualquier lado, por ejemplo en pequeños charcos en el patio de las casas, lo que hace más difícil acabar con el proceso porque supondría bombardear aldeas enteras”.
Eso provoca que el petróleo sirio, ya por sí de poca calidad, contenga aún más impurezas. “Pero es el que se usa en toda Siria, porque hay un embargo internacional. Hay que sacar la energía del algún lado y el petróleo del ISIS es el más barato”, prosigue Landis, que explica que “toda la zona rebelde funciona con ese petróleo”, hasta tal punto de que a veces el Estado Islámico lo intercambia por armas que las diversas katibas rebeldes reciben del exterior, incluso de socios de la Coalición contra el ISIS: “También compran hidrocarburos los kurdos y el régimen, que es especialmente dependiente del gas del ISIS para mantener en funcionamiento sus plantas eléctricas”. A finales de noviembre, el Tesoro de EEUU anunció sanciones a seis entidades y cuatro individuos de nacionalidad siria y rusa por participar en un entramado financiero que permitía hacer pagos de Damasco al ISIS por sus compras de petróleo.
“Hay que tener en cuenta que el comercio en Siria no se ha detenido por la guerra y se siguen transportando productos entre una zona y otra. Todas las partes están interesadas en que este comercio continúe porque necesitan lo que tiene el otro”, alega el politólogo sirio-español Gabriel Garroum Pla para el que las imágenes de cientos de camiones cruzando la frontera entre Siria y Turquía suministradas por el Ministerio de Defensa ruso como prueba de la conexión turca con el petróleo del ISIS “no son concluyentes”. “Que hay contrabando de petróleo es indudable, siempre lo ha habido. Que sea un comercio estructural dirigido por grandes empresas estatales no es plausible”, añade. Una de las razones que alegan las autoridades turcas para defenderse es el relativamente pequeño volumen de este tráfico. Según Valérie Marcel, el ISIS exporta fuera de Siria e Irak “no más de un cuarto de su producción”, es decir, entre 5.000 y 10.000 bpd, una cantidad ínfima si se compara con el consumo diario de petróleo de Turquía: 720.000 bpd.
“Antes, la exportación sí se hacía directamente a Turquía, porque era muy fácil echar una manguera o una tubería de un lado a otro de la frontera y hacer fluir el petróleo”, recuerda Landis. Sin embargo, durante este año el ISIS ha perdido el control de buena parte de la frontera con el vecino del norte y el Ejército turco ha reforzado su vigilancia. Ahora el funcionamiento se basa en redes de traficantes o incluso comerciantes individuales que compran el petróleo al ISIS en Raqqa, Deir ez Zor o Mosul –por precios que van desde los 4 a los 15 dólares al barril, según diversas fuentes-, que a su vez lo revenden a otros para llevarlo fuera de Siria e Irak con la connivencia de ciertas autoridades locales o sobornando a funcionarios en las aduanas. Según Rusia, una de las rutas del contrabando pasa por territorio rebelde y de ahí cruza a Turquía; la segunda atraviesa zonas en manos de las milicias kurdo-sirias y del régimen, y la tercera llega a territorio turco tras recorrer parte del Kurdistán iraquí.
Algunos informes señalan incluso que el ISIS estaría utilizando las viejas redes de contrabando en la región kurda usadas por el Partido Baaz iraquí para sortear el embargo de tiempos de Sadam Husein. De hecho, el antecesor de este grupo yihadista, el Estado Islámico de Irak, ya tenía experiencia en traficar con petróleo iraquí, cuando, en torno a 2009, se hizo fuerte en Mosul y se centró en la actividad mafiosa.
Un coronel de la inteligencia iraquí, citado por el medio Al Araby Al Jadeed, afirma que la ciudad de Zakho, en el Kurdistán iraquí, se ha convertido en uno de los mercados donde se subasta el petróleo comprado al ISIS y donde se vende a “mafias del contrabando, compuestas por kurdos de Siria e Irak, además de algunos ciudadanos turcos e iraníes”. Se estarían aprovechando del incesante trasiego de camiones a través de la cercana frontera turco-iraquí y de la disputa sobre el petróleo kurdo: el Gobierno de Bagdad considera ilegales las exportaciones petroleras del Gobierno del Kurdistán iraquí por lo que las grandes empresas del sector no lo compran hasta que ha llegado a los mercados internacionales a fin de no enemistarse con el Ejecutivo central.
El Kurdistán iraquí exporta diariamente 560.000 barriles de petróleo a través de un oleoducto que comunica el puerto de Ceyhan en Turquía, pero además “varios cientos de camiones” (es decir, un mínimo de 20.000 barriles) atraviesan diariamente esta frontera cargados de petróleo, según cifras suministras a EL PAÍS por Sherko Jawdat, presidente de la comisión de Industria del Parlamento regional kurdo. Sería camuflado entre estos camiones y aprovechando la vista gorda que se hace en Turquía a la entrada, no del todo legal, del petróleo kurdo como se estaría distribuyendo el crudo comprado en origen al ISIS. El Gobierno Regional del Kurdistán niega este punto y asegura que vigila todo su petróleo, pero Ruba Husari, analista del Iraqi Oil Forum, cree que están sucediendo cosas “muy sospechosas” en torno a estas exportaciones.