Les secuestraron objetos robados del subte y fotos tomadas a las pintadas; viven en Avellaneda.
La costumbre de fotografiar o filmar las pintadas que realizan clandestinamente en coches del subte porteño para presumir de su habilidad y marcar sus dominios en el mundo de los grafiteros esta vez les jugó en contra. Imágenes de las estampas que dejaron durante la madrugada del 12 de noviembre en cuatro vagones 0 km de la línea fueron parte de los elementos secuestrados a dos jóvenes domiciliados en Avellaneda, que quedaron acusados por daño agravado.
Ayer, la Unidad de Investigaciones Complejas de la Unidad Fiscal Sudeste porteña, a cargo de Verónica Guagnino, allanó las viviendas de dos sospechosos -identificados como A. N. R. y G. E. B., vecinos del sur del conurbano- y les incautó los aerosoles con que realizaron los grafitis, los candados que rompieron para ingresar en las vías y los túneles, cartelería de subterráneos que sustrajeron y registros fílmicos y fotográficos de sus acciones.
Así lo informaron a LA NACION fuentes de la investigación. Previamente, durante la pesquisa, se había reconstruido casi en su totalidad la secuencia vandálica que A. N. R. y G. E. B. protagonizaron aquella madrugada.
Los jóvenes habrían entrado alrededor de las 4.48 por la estación Castro Barros y, desde allí, ingresaron en el interior del túnel ferroviario hasta alcanzar la llamada “fosa de Acoyte”, una zona de talleres o cocheras a 200 metros.
Allí estaban estacionados los cuatro coches que resultaron dañados, numerados 5415, 5315, 5615 y 5515. Tras grafitarlos, los jóvenes volvieron a caminar por las vías hacia la estación Acoyte, por donde salieron a las 5.40.
Según las fuentes, luego de los allanamientos realizados ayer y la recolección de elementos de prueba, ambas personas fueron identificadas e imputadas por el delito de daño agravado. Quedaron citadas a presentarse dentro de los tres días ante la fiscalía, pero no fueron detenidas por el momento porque, en principio, no existe peligro de fuga, ya que ambas tendrían domicilio fijo y “tienen arraigo” (es decir, son rastreables).