Es lo que indican todos los pronósticos; se deben al fenómeno de El Niño.
La crecida del río no es una sorpresa para los meteorólogos. Los investigadores vienen advirtiendo desde hace meses que el fenómeno de El Niño de este año sería más intenso de lo habitual, que habría lluvias copiosas y que el pico de las precipitaciones ocurriría a fines de diciembre. Es lo que está sucediendo.
“El exceso de lluvias viene desde hace tiempo -explica la doctora Matilde Rusticucci, directora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA-. Hay que tener en cuenta que las inundaciones se producen por el agua caída en toda la cuenca y no solamente en las proximidades de una ciudad. En este caso, en Brasil y Paraguay. La dinámica de los ríos es compleja. Si bien hay represas en algunos lugares, cuando se ven superadas largan el agua de golpe y las inundaciones se producen aguas abajo. Los suelos, por otra parte, están saturados. Como ya no pueden absorber más, el agua va directo al río y las ciudades costeras se ven afectadas.”
Según la investigadora del Conicet, no cabe duda de que el exceso de agua llegará al Río de la Plata. “Como es más ancho, tal vez no lo afecte directamente -especula-, pero puede haber inundaciones en el Delta.” Según los pronósticos, El Niño sólo se atenuará en otoño, de modo que también las inundaciones podrían extenderse en el tiempo.
Para el consultor meteorológico privado Enzo Campetella, en Concordia, en los próximos seis días podría llover 40 o 50 mm, pero en el alto Uruguay las lluvias podrían superar los 150 mm. “El problema es que la represa de Salto Grande está totalmente superada”, subraya.
“El Instituto Nacional del Agua trabaja muy bien en la predicción de las alturas de los ríos, pero da la impresión de que falta coordinación por parte de las ciudades en la prevención de estos eventos -concluye Rusticucci-. Las áreas afectadas no corresponden a asentamientos ilegales. Ésta es la dinámica natural del río y hay que prepararse.”