Los atacantes suicidas de los atentados de París utilizaron un explosivo que es relativamente fácil de sintetizar en casa.
Y los científicos expertos en química han aumentado esfuerzos para desarrollar sensores que permitan “oler” sus componentes para evitar futuros atentados.
El explosivo, llamado triperóxido triacetona (TATP) se produce a través de una combinación de sustancias químicas que se venden en farmacias y ferreterías.
Y varios grupos de investigadores de todo el mundo están desarrollando sensores para detectar TATP antes de que sea detonado.
“Cualquier persona que siga una receta para hacer pastel puede también seguir una receta para fabricar TATP”, dice Kenneth Suslick, profesor de química en la Universidad de Illinois.
Sensores sensibles
Los científicos están tratando de aprovechar una característica física del TATP, conocida como presión de vapor. Esta propiedad se refiere a la facilidad con que un compuesto se convierte del estado sólido al estado gaseoso.
Debido a que el TATP tiene una presión de vapor relativamente alta, se convierte fácilmente en gas. Por lo tanto, en teoría, un atacante suicida que llevaba un chaleco cargado de TATP debiera emitir partículas gaseosas suficientes para activar la alarma de un sensor.
El grupo de Suslick desarrolló un escáner portátil que detecta TATP y otros explosivos después de que reaccionan con un conjunto de sensores colorimétricos. Su investigación está financiada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Cuando las moléculas gaseosas del TATP alcanzan el sensor, se encuentran con un catalizador de ácido sólido. El ácido descompone el TATP en sus principales compuestos: acetona y peróxido de hidrógeno.
A continuación, el peróxido de hidrógeno, un agente oxidante inestable, reacciona con moléculas de colorante en el sensor, haciendo que cambien de color.
Al detectar estos cambios de color, el escáner portátil altamente sensible puede detectar menos de dos partes por mil millones TATP.
Distintos sensores
La investigación ha progresado y en un artículo reciente publicado en la revista Chemical Science el equipo del doctor Suslick describe un sensor incluso más avanzado, que utiliza una panoplia de distintos indicadores químicos que cambian de color.
Este nuevo sensor detecta una docena de explosivos diferentes.
Otto Gregory, profesor de ingeniería química en la Universidad de Rhode Island, EE.UU., desarrolló otro prototipo.
Financiado por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el equipo del doctor Gregory ha publicado un artículo en la revista ECS Transactions que describe una estrategia completamente distinta para detectar TATP.
Su sensor emplea un catalizador de óxido de estaño. Cuando el TATP interactúa con el catalizador, se produce calor, que es detectado por el sensor.
¿Más fiables que los perros?
Aunque los perros pueden ser entrenados para encontrar explosivos, los sensores químicos son más fiables, dicen los expertos.
“El problema con los perros es doble”, asegura Suslick.
“En primer lugar, quieren complacer a su amo, por lo que tienen una tendencia a dar una respuesta positiva cuando están aburridos, sólo por la atención”.
“En segundo lugar, pueden distraerse, como usted o como yo, y el problema es que no sabes en qué minuto se descuidan a pensar en el gato del vecino o el doberman de la cuadra”.