Las personas aprehendidas portaban marihuana o cocaína para uso personal pero en dosis mayores a las autorizadas por la ley.
La mayor parte de los detenidos por narcomenudeo en el Distrito Federal son consumidores de marihuana. Desde el 2012, cuando la capital mexicana comenzó a perseguir este delito, se han iniciado 9.121 investigaciones. En siete de cada 10 casos los detenidos portaban marihuana o cocaína para su consumo personal pero en dosis mayores a las autorizadas por la ley (en el caso del cannabis son cinco gramos y en el de la segunda sustancia 500 miligramos).
El Distrito Federal, al igual que el resto de los Estados del país, tiene atribuciones para investigar el suministro, comercio o posesión de droga en una cantidad mayor a la permitida para el uso personal desde el 2012, cuando entraron en vigor las reformas a la ley de salud y al Código penal hechas desde 2009 que buscaban brindarle tratamiento médico a los consumidores. Antes, era la fiscalía general (PGR) quien integraba las indagatorias.
Las bandas que se dedican a la venta de droga al menudeo han intensificado su acción. En octubre pasado, Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México y los 16 delegados políticos acordaron crear un frente común para “atacar los focos rojos” y bajar los índices delictivos de narcomenudeo en la capital.
El narcomenudeo en el Distrito Federal se ha convertido en un problema mayor. Todos los días se detiene a un promedio de doce personas por este delito y las demarcaciones más conflictivas son la Gustavo A. Madero, Iztapalapa y Cuauhtémoc. En el 22% de las investigaciones donde la droga asegurada por las autoridades era para fines de venta, los detenidos la comercializaban en discotecas, restaurantes, bares, tianguis, escuelas, hoteles, sitios turísticos, así como en áreas residenciales y populares.
La droga más asegurada en los operativos es la marihuana y la cocaína, según estadísticas de la fiscalía del Distrito Federal. En el caso del cannabis ésta adquiere cada vez más popularidad. En un estudio elaborado por el Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones de la capital, se revela que una tercera parte de los ciudadanos tienen un familiar o amigo que fuma marihuana. Al 30% le han invitado alguna droga regalada, mientras que a uno de cada cinco le han ofrecido una droga comprada. Además, en México se ha abierto un debate sobre la legalización de la marihuana desde que la Suprema Corte emitió un fallo histórico a favor de cuatro mexicanos que ahora podrán cultivar, transportar y consumir el enervante con fines recreativos.
Las aprehensiones por narcomenudeo son considerables desde que el DF combate este delito. Unas 13.000 personas fueron llevadas a un ministerio público entre agosto de 2012 y mediados de 2015. Aunque una mínima parte de los detenidos terminará en prisión, seis de cada diez de ellos se procesarían por narcomenudeo en la modalidad de posesión simple. La legislación establece que si se porta una cantidad mayor a la autorizada “y por las circunstancias del hecho no pueda considerarse destinada a comercializarse o suministrarse” la pena es de 10 a 36 meses de cárcel y hasta 80 días de multa.
Las reformas impulsadas en el Gobierno anterior (2006-2012) buscaban por una parte sancionar los tentáculos más pequeños del crimen organizado y brindar tratamiento médico a los consumidores, pero al parecer esto no se ha logrado del todo. Guillermo Zepeda Lecuona, especialista en seguridad ciudadana y justicia penal, concluye que esta política ha sido un fracaso. “Se acabó criminalizando a personas que no eran narcotraficantes sino consumidores y los tratamiento de salud pública que se habían ofrecido no se han brindado como se prometió. Además no se han disminuido las redes del crimen organizado”.
El académico del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente asegura que durante la guerra contra el narcotráfico del expresidente Felipe Calderón aumentaron las detenciones por narcomenudeo, pero no así las aprehensiones de los grandes capos. “Se buscó tocar el eslabón más pequeño del crimen organizado y las cárceles se saturaron de presos sin condena”.
Actualmente la venta de droga a pequeña escala es investigada por las autoridades federales sólo cuando se encuentran suficientes elementos para presumir que se trata de delincuencia organizada.