El primer ministro Matteo Renzi realizó un acuerdo para que los bancos italianos puedan deshacerse de su cartera de créditos morosos con apoyo público.
La Comisión Europea y el Gobierno de Matteo Renzi han llegado a un acuerdo para que los bancos italianos puedan deshacerse de su cartera de créditos morosos con apoyo público pero sin que Bruselas lo considere ayuda de Estado. Esto evitará la aplicación de quitas a los inversores en deuda subordinada y preferentes -entre los que se encuentran clientes de los bancos- y liberará espacio en el balance para reactivar el crédito a empresas y familias.
Tras más de un año de tira y afloja, Pier Carlo Padoan, ministro de Finanzas italiano, cerró el martes por la noche los detalles en una reunión celebrada en Bruselas con Margrethe Vestager, comisaría de Competencia. El acuerdo llega en medio de un fuerte castigo bursátil para la banca italiana.
El sistema pactado permite que cada banco italiano traspase activos tóxicos a sendos vehículos fuera de balance. Estos serán gestionados por las propias entidades y emitirán deuda respaldada por esos activos. La parte más senior de la emisión contará con un aval del Estado, por el que las entidades financieras pagarán una comisión.
La gran cuestión era, y sigue siendo, el precio de traspaso de los activos morosos (200.000 millones de euros de forma oficial y unos 160.000 millones camino de serlo). Aunque esta cartera está provisionada al 45%, si el banco malo compra a precio de mercado, las entidades tendrán que asumir pérdidas y podrían necesitar una recapitalización. Si, en cambio, el banco malo compra por encima del precio de mercado para minimizar las pérdidas, la Comisión podría considerar la medida como ayuda de Estado y, en su caso, a aplicar la normativa europea de competencia y forzar quitas a acreedores subordinados. Esto es lo que ocurrió con los bancos reestructurados en España en 2012, cuando bonistas subordinados y preferentistas contribuyeron en 12.000 millones al saneamiento de las entidades.
El círculo se cuadra de la siguiente manera. Como los créditos morosos estarán parcialmente asegurados por el Estado italiano, el precio de traspaso de esos activos podrá ser mayor. Y como los bancos pagarán una comisión al Tesoro italiano por ese aval y esta se calculará a precios de mercado, la Comisión considera que no hay ayuda pública. Para ello, Bruselas y Roma han acordado una metodología para calcular cuál será ese precio de mercado, que se basará en la cotización de seguros de crédito (CDS). La Comisión encargará a un administrador independiente que supervise las transacciones.
Varias fuentes del sector bancario español se mostraban ayer sorprendidas por la flexibilidad mostrada por la Comisión con los bancos italianos. Otras se mostraron más prudentes y prefirieron esperar a que se concreten los precios de traspaso de los activos. Entonces se podrá ver si todo el engranaje funciona realmente a precios de mercado y no hay trato de favor para la banca italiana.