Sigue la limpieza en la AFI

La administración del gobierno de Mauricio Macri echó en las últimas horas a 240 espías más de la exSIDE, por lo que la purga en esa entidad ya asciende a 600, casi todos integrantes de la agrupación kirchnerista “La Cámpora”, aunque también fue desplazado uno de los hombres más poderosos que había hecho crecer su influencia en el espionaje: Fernando Pocino, ex director de Interior.

Fachada del edificio de la SIDE (Servicio de Inteligencia del Estado) en 25 de Mayo 11. 27/01/15 FOTO FERNANDO MASSOBRIO

Fachada del edificio de la SIDE (Servicio de Inteligencia del Estado) en 25 de Mayo 11.
27/01/15
FOTO FERNANDO MASSOBRIO

Como se viene informando, la Administración Federal de Investigaciones (AFI), al mando de Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, inició una profunda “limpieza” para que ya no trabajen allí militantes K sin formación profesional para desarrollar tareas de Inteligencia.
Además, algunos de los despedidos están en la mira por haber sido los responsables del faltante de material tecnológico sensible para un organismo que, según las normas, debería basarse en un profesionalismo cuya esencia está sostenida por la confidencialidad y el secreto.
La mayor parte de los despedidos de la exSIDE son jóvenes que habían desembarcado en ese ente por pertenecer a agrupaciones de militancia K vinculadas a la juventud. No solo de La Cámpora, sino también de otras organizaciones, como el Movimiento Evita.
“La AFI no es un lugar para hacer política partidaria”, se quejaron las fuentes de Inteligencia que están al tanto de esta reestructuración del organismo.
Los movimientos de agentes, entre los que se incluyen delegados secretos en capitales de provincias, está en pleno desarrollo.
¿Dejará su puesto el histórico representante de la AFI en Río Gallegos, Wilfredo Roque, allegado a la familia Kirchner? Es un enigma que altera a la ex familia presidencial. Durante doce años, y más, Roque trabajó para los Kirchner en diversas tareas, como el seguimiento a dirigentes de la oposición santacruceña, según denunciaron dirigentes de varios espacios políticos.
Estos desplazamientos afectó el poder que mantenía sobre el organismo Máximo Kirchner. Es más, su espía de mayor confianza allí fue Martín Alaniz, un ex concejal de La Plata, amigo suyo, quien se fue antes de que lo echaran.