Con este movimiento, el escenario político vuelve dos años atrás, antes del estallido de la guerra. Ambos ejércitos están acusados de cometer violaciones de derechos humanos y crímenes contra la población civil.
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir ha nombrado de nuevo a su archienemigo y rival, Riek Machar vicepresidente como parte del acuerdo de paz firmado en agosto para finalizar con más de dos años de guerra, según informó la televisión estatal ayer.
Sudán del Sur es el estado más joven del mundo y se independizó de Sudán en julio de 2011 tras sucesivas guerras y conflictos por el control de las reservas de crudo. Entonces se configuró un gobierno de coalición en el que estaban representadas las dos etnias mayoritarias del país, los Dinka -la etnia del presidente Salva Kiir- y los Nuer, -grupo al que pertenece el ex vicepresidente y líder rebelde Riek Machar.
En diciembre de 2013 Machar y sus partidarios fueron acusados por el gobierno de querer llevar a cabo un golpe de estado, el cual fue contenido y que marcó el punto de partida de una guerra civil que dura hasta la fecha, que se ha cobrado la vida de miles de personas y ha forzado el desplazamiento de millones a zonas seguras del país y a los estados vecinos.
En el mes de agosto de 2015 ambos firmaron un acuerdo de paz a regañadientes y presionados por la comunidad internacional, Naciones Unidas, Estados Unidas y la Unión Africana (UA). El acuerdo, firmado por Machar en la fecha prevista y por Kiir dos semanas después, no duró mucho y pronto ambas partes comenzaron a acusarse mutuamente de haber violado los términos.
Este movimiento de Salva Kiir vuelve al escenario político presente en 2013, aquel que se construyó con ilusión para sentar las bases para un país pacífico, hastiado del conflicto permanente con su vecino del norte. En su propuesta, Kiir no sólo ofrece la vicepresidencia a Machar, sino que también ha aceptado el compartir algunos de los ministerios. El líder rebelde, que actualmente no se encuentra en Sudán del Sur, ha celebrado de buen agrado este movimiento del presidente pero se mantiene cauteloso. En declaraciones a la BBC ha dicho que podría volver en tres semanas al país si se implementan las medidas de seguridad necesarias para su vuelta: “Estoy ansioso por asegurar que la paz vuelva al país y que se mantenga la estabilidad política. Estoy seguro de que podemos hacerlo”. Ahora la presión recae en otro punto del acuerdo de paz: el acuerdo entre ambos para formar un gobierno de transición.
Pasado inestable
En una entrevista realizada por Al Jazeera a Machar hace diez días, el líder rebelde negaba que ellos fueran la causa de que el proceso de paz no se hubiera cumplido hasta la fecha. “En cuanto tengamos el apoyo de la comunidad internacional iremos con nuestras tropas a Juba y después de eso, podemos empezar a formar el gobierno de unidad nacional”.
De momento, otro de los puntos de disputa es el referente a la división del país en 28 estados que proponía el gobierno actual. Machar se mostraba optimista con Al Jazeera: “Creo que ya no es un obstáculo para la formación del gobierno de transición de unidad nacional, ni es tampoco un obstáculo al tratar de tener un proyecto de acuerdo para la constitución”.
La historia no ha sido amable con el país más joven del mundo, como tampoco lo ha sido quienes trazaron sus primeras páginas. La población está cansada de vivir en un permanente estado de alerta, bajo la amenaza constante y sobre quién se han perpetrado las peores atrocidades inimaginables.
El 31 de enero se publicó un informe firmado por la Comisión Conjunta de Supervisión y Evaluación de la Unión Africana (JMEC en sus siglas en inglés) en que se denunciaba que las tropas de Sudán del Sur mataron a 50 civiles por asfixia en un contenedor de transporte, que probablemente estaba siendo utilizado como celda. Los hechos se remontan al 22 octubre del año pasado en el estado petrolero de Unity y la investigación se prolongó hasta ahora “por la atribución de responsabilidad de las fuerzas del gobierno”, citó la JMEC, que supervisa el alto al fuego en el país. Por supuesto, el gobierno no ha comentado nada sobre la última de las atrocidades que sobre ellos recaen. Otra más en su larga lista de crímenes durante estos dos años de guerra