Javier Espinosa, jefe de Oncología Médica del Hospital Universitario de Ciudad Real y miembro de la Secretaría Científica de la Sociedad Española de Oncología Médica, explicó que el cáncer es sólo una enfermedad genética.El cáncer suele originarse por una mutación en los genes que regulan el crecimiento y la diferenciación celular, o una alteración en los que se encargan de reparar el ADN o bien en los supresores, que eliminan las células con alteraciones genéticas en su ADN.
En otros casos, el cáncer aparece por amplificación génica, provocando la multiplicación de determinadas proteínas de membrana. También puede darse por reordenación cromosómica cuando el alelo de un gen de un cromosoma se traslada a otro punto del genoma y crea una proteína nueva, la cual confiere a la célula una ventaja proliferativa.
Hay siete factores de riesgo para contraer cáncer. Entre ellos, algunos hábitos alimentarios. Existen otros factores exógenos ambientales, relacionados con agentes externos y hábitos como el tabaquismo. Los agentes infecciosos también tienen su influencia, ya que algunos virus pueden inducir carcinogénesis en humanos, como el virus de Epstein-Barr o el virus B de la hepatitis y algunos parásitos. Las radiaciones, por su parte, inducen tumores por mutaciones, inserciones o deleciones en el ADN. Las secuelas de explosiones o accidentes nucleares son un claro ejemplo de ello. La radiación solar también puede ser dañina para la piel y es causa directa del cáncer de piel. También están los factores hormonales, que se relacionan con algunos tumores como el cáncer de mama o de próstata. La herencia influye en un 5% a 10% en los cánceres.
Con estos argumentos, se puede decir que el cáncer no es una enfermedad que se pueda transmitir de persona a persona. Tampoco es factible que a una persona se le pueda inocular un cáncer, salvo en el hipotético caso del trasplante de órganos enfermos con una neoplasia. Tampoco a través de una transfusión se puede transmitir un cáncer. La inoculación de un virus tampoco podría provocar esta patología.
Gracias a la detección cada vez más precoz y a las nuevas terapias, más del 60% de los pacientes se curan o sobreviven muchos años. Hoy en día se sabe que el cáncer no es el final ni es sinónimo de muerte sino de lucha. Y en esa lucha están, juntos, los pacientes y todos los que se dedican a la salud: médicos, enfermeras, auxiliares, cuidadores, gestores.
En cuanto a cómo se debería informar la evolución de esta enfermedad cuando afecta a un mandatario, el mensaje debe ser veraz, sencillo y claro.