Ellas ya no están: son 3231 las mujeres desaparecidas

marcha-por-sofia
El grupo que concentra el mayor número de denuncias es el de 12 a 18 años; las principales causas son la trata de personas, la violencia de género y los problemas intrafamiliares

No están. Se las llevaron. Las arrancaron de su existencia. Algunas fueron víctimas de los gritos y la mano dura. Las menos se perdieron. Desaparecieron un día sin dejar rastro y pusieron en pausa la vida de sus seres queridos. Que ya tampoco viven. O sólo lo hacen para encontrarlas. Porque pasan las horas desdoblando la incertidumbre de qué pudo haber pasado con ellas. Porque los carcome la desesperación de no poder tener un cierre. Porque darían cualquier cosa por un nuevo abrazo.
Son 3231 niñas, adolescentes y mujeres adultas las que según el informe Desaparición en Democracia (diagnóstico sobre la búsqueda de personas de 1990 a 2013) realizado por la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), y la asociación civil Acciones Coordinadas Contra la Trata (ACCT), siguen desaparecidas en nuestro país. Son los rostros de la violencia de género, de la trata de personas, de las problemáticas intrafamiliares y de la falta de un sistema unificado de datos que permita encontrarlas, de manera rápida y eficiente.
¿Cuántas son? ¿En dónde están? ¿Qué pasó con ellas? Las cifras no ayudan a poder armar un diagnóstico confiable. Porque no existe un registro único de personas buscadas y lo que hay es artesanal y queda en manos de la burocracia o de la buena voluntad de las provincias de compartir la información.
“No todas las desapariciones están asociadas a hechos ilícitos. La naturaleza de los problemas que llevan a una persona a desaparecer varía según las edades, pero particularmente debe llamar la atención y convocar a la acción de todos la desaparición de adolescentes por problemas familiares”, dice Nadya Dolcini, prosecretaria administrativa de la Protex.
Y agrega: “Lo que se propone desde el Ministerio Público Fiscal es que se parta siempre de la presunción de que la persona desaparecida está siendo víctima de un delito o de una privación de su libertad. Esto supone que las agencias de investigación judicial deben estar siempre alertas y comprometidas con la solución del caso, desde las primeras horas de la desaparición. La experiencia muestra que la investigación que no se hace inmediatamente luego de la desaparición es muy difícil que pueda suplirse con posterioridad. Entonces, si bien las estadísticas no indican que una buena parte de las desapariciones estén ligadas con supuestos de captación con fin de explotación, sí muestran que no existe aún hoy un práctica judicial consolidada en investigar los casos de desaparición de personas vulnerables con la seriedad, prontitud y diligencia que reclaman los estándares internacionales sobre derechos humanos”.
En el país existen dos organizaciones sociales dedicadas a la búsqueda de personas: Missing Children Argentina se ocupa de los niños hasta 18 años y Adultos Perdidos, de aquellos que tienen más de 18. En este momento, la primera tiene en búsqueda a 40 mujeres y la segunda, a 110.
“No podemos saber qué pasó con los chicos hasta que aparecen. En promedio estamos buscando entre 80 y 90 chicos en simultáneo. Durante 2015 recibimos 1035 denuncias de chicos perdidos”, explica Lidia Grichener, presidenta de Missing Children Argentina.
Juan Carr, quien desde la Red Solidaria participó de 9000 búsquedas, sostiene que cada historia que le tocó vivir fue diferente a la otra. “Podemos teorizar sobre las razones de las desapariciones, pero lo importante es avanzar para encontrar a todos. El 90% de los menores aparecieron bien y también encontramos al 70% de los mayores. Si bien falta generar una alarma nacional, también es cierto que desde que LA NACION empezó a publicar los lunes las imágenes de las personas desaparecidas, cada vez más juzgados y fiscalías trabajan en red”, sostiene.

Adolescentes en la mira

Florencia Penacchi, María Cash, Marita Verón, Sofía Herrera y Érica Soriano son nombres que duelen, que incomodan, porque son el recuerdo vivo (ojalá) de que ninguna mujer está a salvo en el país. De que ninguna hija, madre, hermana o prima está exenta de caer en las garras de la violencia, del tipo que sea.
Lo que sí aporta el relevamiento de Protex es que el grupo etario que concentra mayor número de desapariciones es el de 12 a 18 años, con una tendencia aún más marcada en el caso de mujeres adolescentes. “No todos los casos de desaparición son de trata. Pero por supuesto que hay un porcentaje muy grande de chicas adolescentes que desaparecen por estas redes. También hay que decir que en esa misma edad tenés casos de desaparición por situaciones de violencia intrafamiliar o abuso. Hay que ver cada caso”, dice Fabiana Tuñez, flamante presidenta del Consejo Nacional de Mujeres.
Más allá de los motivos de desaparición de mujeres, nadie desconoce que hay que reducir la violencia de género, que los primeros 8 meses de 2015 se llevó a 233 mujeres víctimas de femicidios, según cifras de la organización La Casa del Encuentro.
Rico aporta otro costado de esta problemática que sigue rompiendo hogares y anulando futuros: “Lo que hace falta es un cambio cultural. Estas niñas desaparecen porque hay quienes consumen sus cuerpos. Estas personas tienen que dejar de considerar a las mujeres, adolescentes y niñas como un objeto de satisfacción personal”, dice convencida.