Bernie Sanders sobrevive al empuje de Hillary Clinton en los estados sureños

Clinton se impone en siete de los once estados (más Samoa americana) en liza este Super Martes, pero el senador por Vermont consigue victorias importantes y promete seguir la pelea.

Hillary-clintonEl libreto sobre cómo se desarrollaría el Supermartes se ha cumplido casi a la perfección: Hillary Clinton sale victoriosa y cimenta su condición de favorita gracias a los estados del Sur, mientras que Bernie Sanders mantiene la pelea por sus resultados en los del Norte.
La ex secretaria de Estado se impuso en siete de los once estados (más Samoa americana) que estaban en juego en esta noche clave de las primarias: Alabama, Arkansas, Georgia, Massachusetts, Tennesee, Texas y Virginia. Todos, excepto Massachusetts, son estados del Sur, con una gran incidencia de la minoría negra en el electorado demócrata, una condición que favorece a Clinton. La apabullante victoria de Clinton en las primarias de Carolina del Sur del sábado pasado, donde seis de cada diez votantes eran afroamericanos, anticipaba que la favorita arrasaría en estados con una demografía similar. De hecho, en todos estos estados ganó con un porcentaje mayor del 60% y, en algunos casos, como Alabama, cercano al 80%.
«¡Menudo Supermartes!», gritó eufórica la candidata nada más subir al estrado de su mitin de celebración. Clinton, como ya hizo en Carolina del Sur, apenas se paró a citar a Sanders y optó por volcar sus ataques en Donald Trump, el otro ganador de la jornada. «Nuestro trabajo no es hacer de América algo grande otra vez, América nunca ha dejado de ser grande», dijo en referencia al lema de la campaña de Trump. «Tenemos que hacer una América completa, que incluya a los que se han quedado fuera». Repitió también el mensaje del «amor y la bondad», otra referencia a Trump, para acabar castigando al multimillonario con un mensaje que las minorías -clave en estas primarias y en la elección general- recibirán con agrado. «En lugar de construir muros, vamos a tirar las barreras y tender puentes para las oportunidades», dijo con voz ronca desde Florida, donde tendrá lugar la siguiente gran batalla de las primarias, el próximo 15 de marzo.
La favorita tiró de repertorio para apelar a la clase media, criticar a las grandes corporaciones que «hacen trampas, explotan o contaminan» y reclamar, con afectación, que «este país nos pertenece a todos, no solo a los que están arriba. EE.UU. es fuerte cuando todos somos fuertes». Clinton no se olvidó de apuntarse el legado de Obama, clave en su éxito en el voto negro: repitió su nombre varias veces y se comprometió a «terminar su trabajo».
A falta del recuento de final de delegados obtenidos en el Super Martes, la victoria de Clinton es incontestable, pero no lo suficiente como para descartar a Sanders. Clinton ha arañado una victoria por la mínima en Massachusetts, un estado de Nueva Inglaterra que se suponía caería del lado del senador de Vermont, pero Sanders se impuso en los otro cuatro estados que su equipo contaba con ganar: Minnesota, Colorado, Oklahoma y el propio Vermont. Lo hizo por un margen más estrecho que las victorias de Clinton, excepto en el caso de Vermont, desde donde celebró los resultados. «Significa mucho para mí que la gente que mejor me conoce haya votado con tanta fuerza para que lleguemos a la Casa Blanca», dijo con aspecto algo cansado y la voz rota.
Su discurso estuvo lleno de los lugares comunes de su campaña -transformar EE.UU., acabar con un sistema financiero corrupto, luchar contra el cambio climático, reformar el sistema penitenciario-, pero tuvo tiempo para atacar a Clinton a través de su talón de Aquiles, las SuperPAC, las plataformas de financiación electoral a las que se opone el socialista. «En Vermont no hay multimillonarios que compren las asambleas locales y en EE.UU. vamos a acabar con la corrupción de la financiación electoral», proclamó.
Hablaba Sanders al comienzo de la noche, cuando los primeros resultados ya mostraban que Clinton sería la vencedora del Super Martes: «No os preocupéis, al final de la noche tendremos varios cientos de delegados». Y el senador, que se comprometió a seguir luchando hasta el final y hacer campaña en todo el país, no se equivocó. Las victorias que ha arrancado le permiten seguir dando vida a su mensaje y, gracias a los millones de contribuciones a su campaña de las últimas semanas, tiene fondos para dar pelea. Habrá que ver si consigue buenos resultados en algunos estados del Medio Oeste y del Oeste, con mayor población blanca, que entran en juego este mes.
El Super Martes estira un poco más la ventaja a favor de Clinton, cuya victoria final parece más inevitable que ayer. Pero no lo suficiente para romper la cuerda que le separa de Sanders.