Sitio clave del contrabando en Corrientes; las bandas captan a chicos, los “chajás”, para alertarlos por si viene la policía.
Es un secreto a voces. Todos en esta ciudad saben que de noche o de madrugada llegan a la costa, desde Paraguay por el río Paraná, miles de kilos de droga que si no son secuestrados por las fuerzas federales de seguridad terminan en Buenos Aires para abastecer el mercado interno o en Chile, donde se llegan a pagar 2000 dólares el kilo. La zona se convirtió en la puerta de ingreso de la marihuana en la Argentina.
La situación es alarmante, en esta ciudad de 6500 habitantes situada sobre la costa del río Paraná, en el norte de Corrientes. El rector de la basílica de Itatí, Omar Cadenini, calificó la actualidad del narcotráfico como “un cáncer”.
Pero lo más preocupante es que las bandas de narcotraficantes comenzaron a captar adolescentes, a los que le pagan entre 200 y 300 pesos por día, para que hagan las veces de “vigilantes” y ante el ingreso de vehículos y personas desconocidas en Itatí den aviso. Este sistema de mensajes se lo conoce como “chajá”, por la tradicional ave del nordeste argentino, cuyo graznido es muy fuerte cuando advierte algo extraño.
“A la gente le preocupa mucho esta realidad. Es una zona muy permeable al paso de grandes cargamentos de marihuana a pesar del trabajo de la Prefectura Naval y de la Gendarmería Nacional. Leemos noticias del importantes secuestros de droga, lo que significa que por la zona se trafica mucho más. Como todo cáncer, el tráfico de marihuana aquí comenzó siendo algo chico, pero se fue agrandando”, dijo el sacerdote.
La cadena de valor sube a medida que se aleja de la frontera. En Itatí el kilo de marihuana cuesta unos $1500. En Corrientes, $ 3000 y en Buenos Aires, $ 9000, según estimaciones de fuentes oficiales.
El los últimos siete meses, el Juzgado Federal N° 1 de Corrientes, a cargo del juez Carlos Soto Dávila, secuestró en diferentes operativos nueve toneladas de marihuana. El 80 por ciento de esa droga ingresó por Itatí, según se explicó.
La cercanía con Paraguay, de costa a costa hay entre 2500 y 3000 metros, siempre hizo que Itatí fuera una zona caliente del contrabando. Pero la actividad delictiva mutó. Una década atrás el negocio de los delincuentes eran los cigarrillos, pero hoy las bandas se dedican al tráfico de marihuana. Primero eran pequeñas cantidades, pero en el tiempo pasaron a ser toneladas de droga.
“Las bandas que se dedicaban al tráfico de marihuana manejan de memoria la navegación en el río. Además, la cultura del contrabando en Itatí es ancestral”, afirmó a este enviado el juez federal Soto Dávila.
Aquí nada está librado al azar para los narcos. Además de conocer el río y las islas de memoria, hacen inteligencia sobre los controles que hacen prefectos y gendarmes y no mueven la droga a territorio argentino hasta no estar seguros de que tienen “vía libre”. Los narcos se mueven por el Paraná en lanchas y embarcaciones con potentes motores de 200 HP de cilindrada. “Antes de salir del Paraguay con la droga, observan que las lanchas de la Prefectura no estén en la zona. Entonces, en cuestión de un minuto, se acercan a la costa argentina y comienzan a dejar la carga”, dijo una fuente de la Prefectura Naval.
Una vez que la droga está en territorio argentino, comienzan a trabajar los “maleteros”, que cargan sobre sus espaldas hasta 30 kg de droga para ocultarlos en el monte o llevarlos unos seis kilómetros hasta un lugar cercano a la ruta nacional 12.
Según fuentes de la Prefectura y la Gendarmería, el barrio Ibaraí, sobre la costa del Paraná, es uno de los puntos donde se arroja la droga desde las lanchas de los narcos. “Lamentablemente todas las organizaciones cuentan con la colaboración de un gendarme, un prefecto o integrantes de alguna fuerza policial infiel que les pasa información de los controles y de los vehículos sin identificación utilizados para hacer inteligencia”, explicó una calificada fuente de la Gendarmería Nacional.
Después, en vehículos acondicionados especialmente para llevar la mayor cantidad de kilos, se saca la carga de Itatí hasta la ciudad de Corrientes, situada a una distancia de 62 kilómetros. “Las bandas pagan hasta 20.000 pesos por viaje por llevar la droga desde Itatí hasta Corrientes”, explicó una fuente de la Prefectura Naval.