“Sorprendidos por la velocidad a la que progresaba la investigación tomaron la decisión urgente de atacar en Bruselas”, confirma la Fiscalía.
El objetivo de la célula terrorista que el 22 de marzo provocó una masacre en Bruselas al hacer explotar tres bombas en el aeropuerto de Zaventem y la estación de metro de Maelbeek era en realidad Francia.
El grupo, que formaba parte del comando que ya atacó París en noviembre del año pasado, había decidido volver a hacerlo, pero la presión de la Policía les hizo acelerar los planes, improvisar y golpear lo que tenían más a mano.
Lo adelantó el sábado L’Echo y lo ha confirmado esta mañana la Fiscalía Federal belga en un comunicado. “La Oficina de la Fiscalía puede confirmar que numerosos elementos de la investigación han mostrado que el grupo terrorista tenía la intención inicialmente de atacar en Francia de nuevo. Sin embargo, al final, sorprendidos por la velocidad a la que progresaba la investigación tomaron la decisión urgente de hacerlo en Bruselas”, explica el texto.
El viernes 18 de marzo, por la tarde, la Policía belga detuvo en Bruselas a Salah Abdeslam, el llamado “Octavo kamikaze” de París, el hombre que tenía que haber muerto pero que fue incapaz de cumplir la misión y volvió corriendo a casa. Su detención precipitó la decisión de atentar, pues sus compañeros de célula (los hermanos Khalid e Ibrahim El Bakraoui, Najim Laachroui, Mohamed Abrini, Osama K.) temían ser delatados, descubiertos y detenidos.
La Policía belga, sin embargo, no estaba tan cerca. Entre el viernes por la tarde y la mañana de los atentados, el martes, sólo habló con Abdeslam en una ocasión, durante una hora, y haciéndole preguntas sobre lo ocurrido en noviembre en París. No sobre las armas y explosivos descubiertos en las casas que había ocupado esa semana en la capital belga. Los investigadores quisieron hacerle preguntas una segunda vez, y lo intentaron durante otros 60 minutos, pero él ya había decidido dejar de colaborar.
Los supervivientes del comando se ocultaban en la capital belga desde noviembre y no habían sido localizados. Buena parte de los esfuerzos de las fuerzas antiterroristas estaban centradas en Abdeslam, que al final fue apresado a 400 metros de la casa de su familia, en el sótano de la vivienda de unos amigos.
La investigación no parece tener claro en estos momentos cuál era el objetivo en Francia, aunque todo apunta de nuevo a la capital. Tampoco saben los agentes si había una fecha prevista o un lugar en la diana, pero se acerca el verano, y con él la Eurocopa de fútbol, que se celebrará en el país vecino en apenas unos meses.