Primera boda gay religiosa: fue clave la autonomía en el judaísmo

NCI Emanu EI tomó la decisión de casar a dos mujeres, gracias a que las comunidades judías no tienen una posición doctrinaria única.

Latinoamericana-Belgrano-FOTO-RICARDO-VIDALEl casamiento de dos mujeres que se produjo ayer en una sinagoga fue posible por la autonomía de las comunidades judías, ya que –a diferencia de la Iglesia católica– no cuentan con una conducción centralizada –en el que la cabeza es el Papa- ni una posición doctrinaria única. Al punto que NCI Emanu EI –la comunidad que permitió el enlace– forma parte de la Red Fundación Judaica que integra, por caso, el rabino Sergio Bergman, que se opuso a la ley de matrimonio gay y, por tanto, no oficiaría ese tipo de boda, pero que respeta y valora a los contrayentes y al rabino oficiante y celebra “la diversidad, que enriquece”.
“El judaísmo, como civilización, que no es sólo religión, pero la incluye, tiene diversidad de interpretaciones y prácticas institucionales que permiten que tengamos rabinos y comunidades que integran a quienes, siendo gays o lesbianas, puedan celebrar sus matrimonios igualitarios, no sólo civiles”, dice Bergman, que sigue siendo rabino, pero no ejerce actualmente en su congregación por las obligaciones que le insume su cargo de ministro de Medio Ambiente de la Nación.
El amplio abanico judío, entonces, va desde comunidades como la que autorizó el casamiento ayer entre dos mujeres y las más observantes, que rechazan totalmente ese oficio.