El partido bávaro aliado de Merkel pide una ley que prohíba la financiación externa de las mezquitas e imanes alemanes.
El acuerdo al que ha llegado la gran coalición de gobierno en Alemania para aprobar una Ley de Integración resulta insuficiente a ojos del socio menor bávaro, la Unión Socialcristiana (CSU). Su secretario general, Andreas Scheuer, ha propuesto que el gobierno elabore una ley sobre el islam, para que, por ejemplo, las mezquitas alemanas o los kindergarten árabes no puedan ser financiadas desde el exterior y los imanes alemanes sean formados en Alemania y de acuerdo con los valores constitucionales y la libertad de religión. “En las mezquitas alemanas se debe predicar en alemán”, ha reivindicado, “y no podemos permitir que la financiación de las asociaciones religiosas sirva para importar valores extremistas”. En su opinión, “la Europa ilustrada debe cultivar su propio islam”.
En esta línea de formación de un islam europeo, el Ministerio de Educación alemán ha invertido 20 millones de euros en los últimos 4 años para la apertura de facultades de Teología Islámica en las universidades de Tübingen, Münster-Osnabrück, Frankfurt am Main y Nürnberg, en las que hay ya matriculados 1.800 alumnos. Además de los estudios universitarios, comienzan a nacer institutos de estudios islámicos, como el planeado en Berlín, apoyados también por las instituciones alemanas.
Esta política no satisface, sin embargo, al partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), cuya eurodiputada Beatrix von Storch ha dicho en una entrevista este fin de semana que “el islam es incompatible con la Constitución” y que no tiene lugar en la sociedad alemana. Coincidía así con las palabras pronunciadas por el vicepresidente del partido, Alexander Gauland, que justificaba estas declaraciones alegando que “no es una religión como la católica o protestante, sino que intelectualmente viene siempre vinculada a la toma del Estado” y sentenciando que “el islam es un cuerpo extraño en la sociedad alemana”.
Von Storch se ha situado abiertamente contra cualquier manifestación de la religión musulmana en Alemania y frontalmente contra la política del gobierno Merkel. “Muchos musulmanes son parte de Alemania”, ha sido su máxima concesión, “pero el islam no es parte de Alemania”. Las propuestas definitivas de AfD sobre el islam quedarán plasmadas en su programa electoral para 2017. Entre las propuestas que se barajan está la prohibición de los símbolos musulmanes como los minaretes y la llamada a la oración, así como la vestimenta musulmana femenina y celebraciones que afectan a instituciones públicas, como el Ramadán en los comedores de los colegios.