El Donald Trump de Filipinas

Rodrigo Duterte, defensor de escuadrones de la muerte, vuelve a generar la polémica al bromear sobre una misionera violada y asesinada.

Rodrigo-DuterteEl pasado mes de marzo el candidato presidencial Rodrigo Duterte resumió en la ciudad norteña de Lingayen su proyecto político para reducir la criminalidad en Filipinas. “Las funerarias van a estar repletas. Yo proporcionaré los cadáveres”, dijo. “Cuando sea presidente daré órdenes a la policía y al ejército de buscar a esa gente y matarlos a todos”, añadió.
Un plan que, según dijo, se implementará en seis meses y podría costar la vida a 100.000 supuestos delincuentes, pero que no debería sorprender a nadie. Durante los 22 años que ha sido alcalde de Davao, las ejecuciones extrajudiciales de traficantes de drogas, violadores o hasta niños de la calle se convirtieron en una imagen recurrente de esa ciudad de Mindanao, en el sur de Filipinas.
Bravucón, mujeriego y proclive a todo tipo de excesos verbales, Duterte podría ser un remedo en Filipinas del aspirante a la Casa Blanca, Donald Trump, al que supera en número de controversias.
Sin embargo, existe una significativa diferencia entre ambos: las últimas encuestas consideran que un personaje tan estrambótico como Duterte, de 71 años de edad, podría ganar la presidencia de Filipinas el próximo mes.
Los sondeos, sin embargo, no han establecido el impacto que podría tener en la campaña la enésima polémica de su carrera, que se registró el pasado fin de semana cuando se le vio bromear en un vídeo sobre una misionera australiana que fue violada y asesinada en un motín carcelario.
“Era tan guapa.. ¡El alcalde debió haber sido el primero (en violarla)!”, se le veía proclamar frente a sus seguidores, generando carcajadas entre los asistentes.
La grabación ha provocado un aluvión de críticas en el país, acrecentadas por el hecho de que Duterte se ha negado a pedir excusas aduciendo que “así hablan los hombres”.
El portavoz de la presidencia, Herminio Coloma, estimó que Rodrigo “no es digno” de ocupar ese puesto, y el vicepresidente Jejomar Binay -rival del alcalde en las votaciones del 9 de mayo- dijo que era “un maníaco degenerado que no respeta a las mujeres”.
“Son unas declaraciones repugnantes e inaceptables”, le secundó la senadora Grace Poe, que se sitúa segunda en los sondeos, después de Duterte.
Miembro de una conocida saga política de la isla sureña de Mindanao, Rodrigo es uno de los personajes más mediáticos del archipiélago, donde su estilo populista le ha reportado una cohorte de fieles tan devotos que incluso le perdonaron que en noviembre llamara “hijo de puta” al propio Papa Francisco por generar atascos de tráfico durante su visita a un país donde el 80% es de confesión católica.

“No puedo imaginar una vida sin viagra”

Tampoco parece haber tenido mayor influencia el hecho de reconocer que tenía múltiples amantes –“no puedo imaginar la vida sin viagra”, llegó a decir al referirse a su ajetreada vida sexual-, su admiración por el ex dictador Ferdinand Marcos o que reconociera el año pasado en su programa televisivo semanal que efectivamente es el responsable de los escuadrones de la muerte que actúan en Davao.
“¿Cómo creen que hemos pasado a ser la novena ciudad más segura del mundo? ¡Los matamos a todos!”, declaró.
Human Right Watch ya había denunciado en un informe de 2009 la existencia de un entramado de escuadrones de la muerte (a los que apodó DDS) liderados por la policía bajo las órdenes del alcalde, conocidos por recurrir a pistolas del calibre 45, lo que promovió que los medios locales otorgaran a Rodrigo un nuevo apodo: “Duterte el sucio”, en alusión a la famosa película de Clint Eastwood donde el actor también ejercía de justiciero con un arma similar.
HRW indicó que el número de ejecuciones extrajudiciales en Davao pasó de sólo 2 en 1998 a 124 en 2008. Durante todos estos años, la organización estima que casi un millar de personas fueron asesinadas o “desaparecieron” a manos de estos paramilitares.
El jefe de la municipalidad siempre ha defendido que “la política de tolerancia cero” hacia la delincuencia era una necesidad en una villa que en los 70 y 80 se ganó el marchamo de “capital del crimen” de Filipinas.
Durante los siete mandatos que se ha mantenido en el mismo puesto, el jefe de la municipalidad proclamó que los índices de delitos han descendido hasta convertir a Davao en una suerte de ciudad modelo con un crecimiento económico del 6,9 por ciento desde 2010.
Su carisma le ha granjeado el apoyo de un grupo de adeptos tan variopinto como su propia personalidad donde se incluyen desde la secta que comanda el pseudo profeta Apollo Quiboloy -que dice disponer de seis millones de seguidores-, a sectores de la guerrilla musulmana que pide un estado federal -algo que apoya Rodrigo-, simpatizantes de las milicias comunistas o sectores de la comunidad LGTB, a la que secunda abiertamente.
“Hay un gran frustración ante los múltiples problemas que no se resuelven y los electores buscan un líder que sea efectivo y tenga determinación”, señaló el analista Temario Rivera al explicar la preeminencia del candidato.