Dos años de cárcel para dos periodistas turcos por publicar una caricatura de Mahoma

Hikmet Cetinkaya y Ceyda Karan ilustraron con la portada del semanario francés Charlie Hebdo sus columnas de opinión en el diario Cumhurriyet.

Cetinkaya-KaranCada vez resulta menos extraño leer noticias sobre periodistas y problemas con la ley turca. En este último caso los protagonistas son Hikmet Cetinkaya y Ceyda Karan, que han sido condenados a dos años de cárcel por reproducir en sus columnas de opinión una viñeta de Mahoma del semanario satírico francés Charlie Hebdo.
El abogado de los periodistas, Bülent Utku, lo ha confirmado la noticia a la agencia de noticias AFP. No obstante, Utku también ha asegurado que la batalla legal aún no ha terminado: «Vamos a presentar un recurso en el tribunal de apelación».
El pasado mes de julio arrancó el juicio contra Karan y Cetinkaya, bajó la acusación de «incitar al odio público» y de «insultar a los valores religiosos». El motivo fue la inclusión en sus textos de la controvertida portada de Charlie Hebdo, que consistía en una caricatura de Mahoma sosteniendo un cartel con el texto: «Todo está perdonado». Esta fue la ilustración elegida por los responsables de la revista satírica para su primer número tras el atentado yihadista que sufrieron en enero del año pasado, que se saldó con el asesinato de 12 de sus trabajadores.
Periódicos de numerosos países decidieron no reproducir el dibujo del profeta musulmán. El Cumhurriyet, diario de ideología laica en el que colaboraban Karan y Cetinkaya, publicó un extracto de cuatro páginas de aquel número especial de Charlie Hebdo. La caricatura de la portada no se incluyó en este fragmento aunque una versión reducida sí apareció dos veces en los artículos de los periodistas que al final han sido condenados.
La viñeta causó una gran polémica en el país euroasiático, de mayoría musulmana. El periódico recibió amenazas y las autoridades tuvieron que desplegar un dispositivo policial para vigilar su redacción y evitar cualquier intento de represalia violenta.
Turquía mantiene un complejo equilibrio entre la fe de gran parte de sus ciudadanos y la naturaleza del Estado. Recientemente la polémica ha vuelto a resurgir después de que el presidente del Parlamento dijera que la nueva Constitución debería eliminar el laicismo. Posteriormente tanto el primer ministro como el presidente han asegurado que esta era simplemente su opinión personal. Ambos han defendido la continuidad del laicismo en la nueva Ley Fundamental que se negocia en el Parlamento. Implantado a conciencia por el padre de la patria Mustafá Kemal Atatürk, la total separación entre religión y Estado es uno de los pilares fundamentales de la República moderna turca.

Críticas a la falta de libertad de prensa

Este fallo judicial llega en un momento en el que la libertad de prensa turca está siendo puesta en duda por las acciones del partido en el Gobierno, el islamista AKP, fundado por el actual presidente Recep Tayyip Erdogan. En particular numerosos organismos internacionales acusan el «creciente autoritarismo» del presidente. Según Reporteros Sin Fronteras: «Erdogan se ha embarcado en una ofensiva contra los medios turcos. Los periodistas son acosados, muchos son acusados de ‘insultar al presidente’ y se censura Internet sistemáticamente».
RSF y otras asociaciones denuncian medidas como la intervención por parte de las autoridades del periódico Sabah, el de mayor tirada del país y crítico con el Gobierno. De la noche a la mañana su línea editorial cambió a posturas favorables con las decisiones del Ejecutivo.
En cambio, un periodista que trabaja en uno de los medios progubernamentales aseguraba a este diario que las medidas legales solo se activan contra «aquellos que insultan al presidente Erdogan o quienes representan una amenaza contra la seguridad nacional del Estado turco, justo como en casi todos los demás países democráticos».
Decenas de periodistas están inmersos en procesos legales y algunos afrontan penas de cárcel por delitos como «propaganda de terrorismo» o «espionaje». La vecina guerra de Siria y la violencia que se vive en el sudeste de Turquía, de mayoría kurda, entre el Ejército y la milicia de los Partidos de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), una organización terrorista para Turquía, la Unión Europea y Estados Unidos, ha tensado más la situación también en el ámbito mediático y judicial.
Asimismo, la prensa extranjera tampoco escapa de la presión creciente. En menos de un mes cinco periodistas foráneos han visto cómo se les denegaba la entrada al país tras aterrizar en suelo turco. Los cinco presentaban situaciones administrativas diferentes y poseían diferentes perfiles. Entre ellos se encontraban, por ejemplo, David Lepeska, periodista autónomo norteamericano y Tural Kerimov, director general para Turquía del medio estatal ruso Sputnik.