El alza de costo de vida dio lugar a un nuevo fenómeno por el cual los consumidores encuentran en estos comercios diferencias a su favor de hasta un 30% en productos básicos, lo que definen como un “micro ahorro” que los beneficia.
Entre la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano se calcula que hay más de 800 villas y asentamientos, que se levantan en medio de zonas residenciales. Con un preocupante proceso inflacionario que castiga con dureza los salarios y complica de forma dramática la calidad de vida de la población, en los últimos meses se viene registrando un fenómeno nuevo, ya que son un furor las compras de alimentos en barrios de emergencia efectuadas por vecinos de clase media que prefieren concurrir a los “negocios villeros” para pagar alrededor de un 30% menos por productos básicos, como verduras, frutas o carnes.
Desde la Asociación Civil Defensa de Usuarios y Consumidores (DEUCO), su titular Pedro Busseti indicó en diálogo con DIARIO POPULAR que “los sectores de menores recursos, pero también la clase media, están padeciendo de manera brutal la problemática de la inflación que alcanza un 40% en los últimos cinco meses, y la gente reacciona naturalmente tratando de mantener el estilo de vida. Entonces surge la opción de acercarse a los negocios de las villas porque allí simplemente hay mejores precios”.
El concepto del “micro ahorro” fue mencionado por Eugenia, una vecina de La Matanza, quien precisó que desde febrero comenzó a comprar “verduras, frutas y carne en la villa porque se ahorra mucha plata por día, aunque tengo que caminar siete cuadras para ir desde casa y luego volver con las bolsas, pero así hago rendir un poco más lo poco que entra en mi casa”.
“Es como un micro ahorro, porque me sale todo un poco más barato. Por ejemplo, en la carnicería de mi barrio el kilo de pollo está a 25 pesos, pero en la villa por ahí lo pago a 20. En los hipermercados ni hablar, el kilo de pollo puede estar 33 pesos. Entonces, yendo a la villa me ahorro por kilo unos 5 pesos, y si compro un pollo entero son 10 pesos. Así con cada producto. Vale la pena caminar, porque gasto 40 o 50 pesos menos cada vez que voy. Mi marido es zapatero y tiene el sueldo congelado”, detalló la mujer.
Para Busetti, “en las villas y asentamientos de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano los consumidores pueden encontrar mejores precios porque los comerciantes no pagan alquiler y otros gastos, entonces tienen la chance de vender sus productos con una gran diferencia, aunque cabe decir que esto siempre ocurrió, salvo que ahora la gente necesita que su dinero rinda igual que antes”.
“Carnes, verduras, frutas y también productos de limpieza se comercializan a mejores precios y la gente hace uso de su derecho como consumidor de pagar menos”, cerró el dirigente de los consumidores.