Se desconoce cuántos van a ser comprados ni si serán exportados.
Zimbabue puso el pasado martes en venta a sus animales salvajes para que los futuros compradores puedan salvarlos de la devastadora sequía que están sufriendo; se desconocen, en cambio, los detalles sobre el número de animales en oferta o cuál será su coste. El país africano cuenta con diez parques nacionales famosos por sus abundantes poblaciones de elefantes, leones, rinocerontes, leopardos y búfalos.
Como consecuencia de la sequía que azota el país, cuatro millones de zimbabuenses necesitan ayuda. La falta de lluvias ha golpeado los cultivos de los que depende su alimentación y su economía, desde el maíz al tabaco. Una situación que ha acentuado la crisis económica de una nación con pocos recursos y que en gran medida ha sido abandonada por los inversores extranjeros a partir de 1999.
La venta de animales dará a algunos de ellos un nuevo hogar y aliviará la presión financiera sobre las autoridades de los parques, que reciben pocos fondos del Gobierno y se las arreglan para sobrevivir con lo que ganan de la caza y el turismo. Se espera que la sequía se agrave en una región como Hwange, que ya sufre la escasez de agua, no tiene ríos y depende de donantes para comprar el combustible con el que bombear pozos subterráneos.
La portavoz de la autoridad de los parques, Caroline Washaya-Moyo, no ha especificado si los animales serán exportados ni cuántos esperan vender: “No tenemos un objetivo. El número de animales depende de las ofertas que recibamos”. Tampoco se han mencionado las protestas que grupos defensores de la vida salvaje protagonizaron el año pasado cuando Zimbabue exportó 60 elefantes, la mitad de ellos a China, donde los animales son cotizados por sus colmillos.
Unos 54.000 de los 80.000 elefantes de Zimbabue viven en el Parque Nacional del oeste de Hwange, más de cuatro veces el número que se suponía que albergaba. El periódico privado Zimbabwe Independent publicó en febrero que Bubye Conservancy, un parque recreativo privado al sur del país, se vio obligado a matar a 200 leones para reducir la sobrepoblación. Buena parte de los cazadores se han mantenido al margen, según declaraciones del director general del centro a ese diario, desde la muerte de Cecil, el león de melena negra al que dio caza un dentista estadounidense el año pasado.