El aparato de dos plazas, que alcanza una velocidad superior a los 450 km por hora, estará listo en 2018.
Tiene nombre de película de ciencia ficción y no es para menos, porque a día de hoy, en 2016, parece sacado de una de ellas. Sin embargo, pronto será una realidad. Una «start-up» patrocinada por la Agencia Espacial Europea (ESA) trabaja en el desarrollo de Lilium, el primer avión de despegue y aterrizaje vertical del mundo para uso personal. Sus creadores prometen lanzarlo al mercado en 2018. Todavía no han desvelado su precio, pero, sin tener en cuenta la cuestión monetaria, cualquiera con una licencia no muy difícil de sacar y que tenga un pequeño patio trasero, una terraza o un jardín, podría ser el orgulloso dueño de uno de ellos.
Se trata de un aparato eléctrico de dos plazas que puede abrir la puerta a una nueva clase de aviones más simples, silenciosos y ecológicos. «Nuestro objetivo es desarrollar un avión para utilizarlo en la vida cotidiana», asegura Daniel Wiegand, CEO y uno de los cuatro fundadores de Lilium Aviation.
«El avión puede despegar y aterrizar verticalmente y no necesita la infraestructura compleja y costosa de un aeropuerto. Para reducir el ruido y la contaminación, estamos utilizando motores eléctricos, por lo que también se puede utilizar cerca de las zonas urbanas», explica.
Fundada en febrero de 2015 por cuatro ingenieros y estudiantes de doctorado de la Universidad Técnica de Munich, en Alemania, Lilium Aviation ya ha creado varios prototipos a escala de 25 kilos. Según describen desde la compañía, el vehículo Lilium combina los beneficios de helicópteros y aviones de ala fija, evitando sus inconvenientes. Aunque en un principio estará restringido a los campos de aviación, el objetivo es que pueda despejar verticalmente desde casi cualquier lugar -incluso desde jardines o patios traseros- ya que sólo necesita una superficie plana abierta de aproximadamente 15×15 metros.
Controlado por ordenador
El avión está clasificado como un avión ligero deportivo para dos ocupantes y requiere licencia de piloto con una formación mínima de 20 horas, casi como un permiso de conducir. Está destinado a vuelos de recreo durante el día, en condiciones de buen tiempo y en el espacio aéreo no congestionado hasta 3.000 metros de altitud.
El despegue y el aterrizaje será controlados por ordenador. A pesar de despegar y aterrizar como un helicóptero, también funciona como un avión muy eficiente que puede viajar a velocidades superiores a los 450 km/h.
Totalmente eléctrico, el avión es mucho más silencioso durante el despegue que los helicópteros gracias a sus motores de ventilador de flujo guiado. Sus baterías, motores y controladores son redundantes, por lo que es, según la firma, un diseño mucho más seguro que los helicópteros convencionales.