Grinberg nombró a su mujer, a su hijo y a un profesor de yachting.
En el Tribunal de Cuentas de la provincia de Buenos Aires lo primero es la familia: el presidente del cuerpo, Eduardo Grinberg, hizo nombrar a su esposa, a su hijo, a una amiga de la familia y hasta el compañero de yachting de su hijo con sueldos propios de un director: es decir, con salarios superiores a los 50.000 pesos.
Grinberg es uno de los funcionarios más antiguos de esta provincia y tiene uno de los sueldos más altos del Estado: unos 122.000 pesos líquidos por mes, más viáticos y gastos de representación que percibe por integrar la Junta Electoral. En total, unos 160.000 pesos mensuales.
El funcionario tiene 29 años de servicios en el Estado. Llegó al Tribunal de Cuentas en 1987, durante el gobierno radical de Alejandro Armendáriz. Su cargo es inamovible según la Constitución provincial, a menos que incurra en un notorio incumplimiento de la función pública. En ese caso podría ser sometido a un jury por el Senado.
Su trabajo es presidir el tribunal que audita no sólo las cuentas de cada uno de los 135 municipios, sino también las cuentas de la gobernación y la Legislatura.
El vínculo con la gobernación fue fluido durante los últimos años: el ex mandatario Daniel Scioli firmó el decreto 1311 que designó con un cargo equivalente al de director provincial a Susana Noemí Klurfan, esposa de Grinberg, para “asistir al señor presidente”.
El cargo tiene una remuneración por encima de los 50.000 pesos, según admitió Grinberg.
Por el mismo decreto, Scioli designó a Sara Beatriz Liberman, amiga de la familia del presidente del tribunal, con la misma categoría que su esposa. Es decir, Liberman también recibe 50.000 pesos por mes. Las dos mujeres son pocas veces vistas en el organismo.
Ignacio Grinberg es un caso distinto: entró por concurso al tribunal, con una categoría baja, pero rápidamente fue designado por su padre como director general de Relaciones Internacionales e Institucionales, cargo remunerado con más de 60.000 pesos y que le permite viajar asiduamente al exterior. Junto con su padre, el presidente del tribunal.
En la página oficial del organismo se exhibe una foto de padre e hijo durante la asamblea de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Entidades Fiscalizadores Superiores (Olacefs), en México.
Un caso aparte es el profesor o compañero de yachting de Ignacio. Diego Alejandro González Liez fue designado por Scioli en el decreto 3020 como asesor del presidente. Según Grinberg, cumple tareas de computación. Aparece en las páginas del Club Náutico San Isidro en regatas junto s Ignacio Grinberg.
“Todos nombran a sus hijos”
Grinberg tiene un explicación para cada designación. “Ignacio tiene diploma de la Universidad de Columbia y excelente promedio. No puede ser un estigma ser «hijo de» si sirve para una tarea”, dijo el funcionario a la nacion. Pero fue más allá: “Todos los vocales tienen nombrados a sus hijos”.
Señaló que tanto Héctor Giecco, vocal a cargo de la revisión de cuentas de las municipalidades, como Cecilia Fernández, a cargo de la revisión de cuentas de la administración central, hicieron entrar a sus hijas. Y que Gustavo Fernández, también vocal, hizo ingresar a su hijo, Ramiro Fernández, a cargo de la dirección de prensa del tribunal.
Giecco y Fernández dijeron que sus hijos ingresaron por concurso y que no son ñoquis del tribunal.
Grinberg también tuvo una explicación para el caso de Susana Klurfan. “Para hacer un trabajo de estadísticas busqué a actuarios de carrera en Ciencias Económicas especializados en la materia. El actuario con diploma de honor es mi señora y le dije si quería ayudarme. Lo hice también con la señora Liberman, que no es mi cuñada. Es amiga de la mi familia”, dijo.
En el caso del navegante González Liez, Grinberg dijo que lo asesora en materia de computación.
El código de ética del Tribunal de Cuentas no prohíbe el nombramiento de familiares. Nada dice de esto en los capítulos de Transparencia, Imparcialidad, Independencia o Conflicto de intereses.
Sin embargo, Grinberg está en la mira de la gobernación. Es que en los últimos ocho años pocas veces detectó irregularidades en la administración de Scioli. Sólo casos menores, mientras que en pocos meses Vidal denunció serias irregularidades ante la Justicia. Por caso, una serie de estafas en el IOMA, por 1500 millones de pesos.
Eduardo Grinberg – Presidente del Tribunal de Cuentas
Ocupa el cargo desde 1987 y cobra unos 160.000 pesos por mes. Cada familiar, entre $ 50.000 y 60.000