A la conquista de Roma: una candidata antisistema podría llegar a la alcaldía

Virginia Raggi, de 37 años, es la mejor posicionada en los sondeos para la primera vuelta de pasado mañana.

Virginia-RaggiVirginia Raggi es joven, linda, inteligente y podría convertirse en la primera mujer alcaldesa de la capital italiana, algo que significaría un verdadero terremoto en el mundo político italiano.
Raggi no pertenece a la centroderecha ni a la centroizquierda, las dos grandes agrupaciones que se alternaron en el poder en las últimas décadas. Es la candidata del movimiento antisistema Cinco Estrellas (M5S), del cómico Beppe Grillo, que creció en los últimos años al ritmo de la indignación de la gente hacia los partidos políticos tradicionales, sacudidos, una y otra vez, por escándalos de corrupción. En consecuencia, el M5S se convirtió en la segunda agrupación en importancia de Italia, después del Partido Democrático, de centroizquierda, del primer ministro italiano, Matteo Renzi.
Abogada, de 37 años, morocha, atractivos ojos negros, Raggi lidera todos los sondeos en la primera vuelta de las elecciones municipales que tendrán lugar aquí pasado mañana. En un escenario de gran indecisión y escepticismo, todo el mundo cree que logrará fácilmente convertirse en candidata para la segunda vuelta, el 19 de junio.
Se trata de comicios anticipados en Roma debido a la renuncia de Ignazio Marino, del Partido Democrático, a fines del año pasado, marcados por el escándalo de corrupción denominado mafia capitale, que sacudió tanto a la centroizquierda como a la centroderecha, que se presentan fragmentadas. Son elecciones que también están influenciadas por la indignación de los romanos ante la evidente decadencia, suciedad, caos y desmanejo en los que se ha precipitado la Ciudad Eterna en los últimos años.
Raggi se presenta en este contexto como alguien nuevo, ajeno a los partidos tradicionales, considerados los culpables del desastre. Una ciudadana que quiere cambiar las cosas, acompañada por los demás, con “un poco de sentido común” y “honestidad”.
“Queremos hacer renacer Roma, una ciudad que ha sido violada por la mala política. Queremos que los ciudadanos retomen su ciudad, que tiene que volver a ser normal”, suele decir Raggi, que nació el 18 de julio de 1978 en el popular barrio de San Giovanni y es licenciada en jurisprudencia.
Consciente de que varios medios del mundo se hicieron eco de ese deterioro de Roma, sucia y a la deriva como nunca -y donde incluso en los últimos días se vieron montañas de basura al lado de los monumentos, debido a una huelga de recolectores de residuos-, la militante del M5S decidió abrir su campaña electoral en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera. “Roma no es sólo suciedad y el escándalo mafia capitale”, aseguró entonces, llamando al cambio. Según las preocupaciones expresadas a través de la Web por los romanos -método de consulta inaugurado por el M5S-, para ella son tres las prioridades: la movilidad, los residuos y la transparencia.
“No puede ser que uno no pueda llegar puntual al trabajo o al colegio porque los servicios públicos no funcionan y porque hay que esperar el ómnibus más de media hora”, suele clamar, al proponer nuevos carriles preferenciales para el transporte público, que, efectivamente, funciona pésimo en Roma, la ciudad con el tránsito más congestionado de Italia y la número 13 del mundo.
Casada y madre de un chico de siete años (lleva al cuello un clásico dije con la figura de un niño), Matteo incluso promete potenciar las bicisendas romanas, así como el car sharing y el bike sharing, que había sido inaugurado hace unos años, pero que terminó enseguida debido al robo de bicicletas.
También promete resolver el desastre de la recolección de residuos, a través de su diferenciación, que no sólo podría volverse “virtuosa, si es hecha con inteligencia”, sino que también podría crear puestos de trabajo, suele asegurar. “Se trata de cosas simples, de sentido común.”
En cuanto a su tercera prioridad, la transparencia, Raggi reconoce que se trata de un desafío difícil después de años de corrupción y favoritismos en la administración. Pero como el M5S “no le debe favores a nadie”, dice que tiene “las manos libres” para hacer limpieza. Proclama que “es fundamental que los ciudadanos sepan qué pasa con el dinero que pagan en impuestos y tasas, que después no aparece en los servicios”. Y llama a recuperar los miles de millones de euros malgastados en una ciudad que tiene unos 60.000 empleados en su administración, que, sin embargo, es lenta, burocrática e ineficaz.
Los máximos detractores de Raggi, que en un momento de su carrera trabajó en el estudio de abogados de Cesare Previti -ex ministro y mano derecha de Berlusconi que terminó condenado por corrupción-, consideran que no tiene la experiencia suficiente como para manejar ese “monstruo” en que se ha convertido Roma y su burocracia, y, sobre todo, no tiene la estructura, al ser una outsider.
Pero ella, que fue consejera comunal y en primarias online resultó la candidata a alcalde del movimiento, suele retrucar con una pregunta: “¿Los políticos con experiencia fueron maduros para gobernar Roma? No, evidentemente no fueron maduros. Mientras que nosotros, que gobernaremos con los ciudadanos, estamos preparados para cambiar y volverla una ciudad normal.”