Julio Aro, director la Fundación “No me olvides”, relató a Infobae los años de arduas gestiones que posibilitaron que la Cruz Roja intervenga en el reconocimiento de 123 soldados argentinos enterrados en el cementerio de Darwin. El papel clave de Roger Waters
Esta semana la canciller Susana Malcorra confirmó la autorización a la Cruz Roja Internacional a realizar una misión técnica que permita iniciar el proceso de identificación de los restos de los combatientes argentinos sepultados en las Islas Malvinas.
Julio Aro, veterano de guerra y director laFundación “No me olvides”, manifestó su emoción por un proyecto que comenzó a tomar forma en 2008. “Queremos agradecer infinitamente a las madres y los padres de los soldados por confiar en nosotros. No por ser pobres quienes perdieron la vida en Malvinas además tienen que perder su nombre“, dijo.
En el cementerio Darwin, en la isla Soledad, hay 237 cuerpos, de los cuales menos de la mitad –114- se encontraban identificados con sus nombres, mientras que 123 cuentan con la placa: “Soldado Argentino solo conocido por Dios”.
Aro explicó que por iniciativa de su fundación se comunicó con las familias de los caídos en el conflicto del Atlántico Sur cuyos restos no habían sido identificados, tarea que llevó años de búsqueda y un recorrido por todo el territorio argentino. Definió esta labor como “artesanal”, de contacto cotidiano, para que los familiares consientan la iniciativa, después de décadas de olvido y promesas incumplidas por parte de distintos gobiernos.
El directivo y ex combatiente, oriundo de Mar del Plata, señaló que se obtuvieron 169 muestras de sangre para poder cotejar el ADN de los progenitores con el de los cuerpos enterrados sin identificar. Este trabajo fue posible por la tarea mancomunada con el Equipo Argentino de Antropología Forense, los ministerios de Justicia y Desarrollo Social, y la Cruz Roja.
“Siempre se pidió que interceda un organismo independiente. Al ser un hecho humanitario, la Cruz Roja toma un rol relevante“, explicó el director de la Fundación “No Me Olvides”, consciente del significado político que el conflicto de Malvinas tiene en la Argentina e Inglaterra.
“No por ser pobres quienes dieron la vida en Malvinas además tienen que perder su nombre”
Aro relató que Sonia Cárcamo, madre del soldado José Honorio Ortega, fue la primera familiar directa que salió a apoyar la decisión de identificar a los cuerpos que aún figuran como NN en Darwin. A través de la periodista de la revista Gente Gabriela Cociffi, una carta de Cárcamo llegó a manos del músico inglés Roger Waters, quien en marzo de 2012, cuando visitó el país, le acercó esa petición a la entonces presidenteCristina Elisabet Kirchner.
Waters, ex integrante de la célebre banda Pink Floyd, se sensibilizó con la carta de la madre de Ortega, debido a sus convicciones antibelicistas y a su propia historia personal. Su padre, Eric Fletcher Waters, murió en combate contra tropas nazis en Italia en 1944, y su abuelo, George Henry Waters, fue abatido en territorio francés en 1916, durante la Primera Guerra Mundial.
Fue la mandataria quien pidió la intervención de la Cruz Roja y abrió las puertas a esta reivindicación histórica con los caídos en la guerra de 1982, pues la tarea de identificación de los restos sería imposible sin el acuerdo de las autoridades del Reino Unido, que, a la vez no la aceptarían sin intermediación de una entidad de prestigio y sin compromisos políticos ni gubernamentales.
Ocho años de gestiones
“Este proyecto salió gracias a la ayuda de tres ingleses, los veteranos de guerra Tony Davis y Geoffrey Cardozo, y el tercero fue Roger Waters, que le acercó la carta a Cristina Kirchner”, comentó Aro.
“En 2008 me invitaron un mes en Londres junto a otros dos veteranos para dar una serie de charlas sobre nuestra experiencia en la guerra. Cuando me preguntaron acerca de qué fue lo que más me había molestado al visitar las Islas, dije que eran esas placas con la inscripción ‘Soldado Argentino solo conocido por Dios’“, recordó Aro.
Gracias a Davies y Cardozo tomó conocimiento de la existencia de amplia documentación, incluso fotografías, sobre el lugar donde fueron encontrados los cuerpos de los argentinos y detalles de sus pertenencias que podrían ser clave para su identificación.
También reconoció el respeto con el que las tropas británicas trataron a los restos de sus pares argentinos. “Nuestros soldados fueron enterrados con los honores correspondientes”, destacó Aro.
Recordó que Geoffrey Cardozo les entregó un sobre y dijo: “Ustedes sabrán qué hacer con él”. Se trataba de un completo compendio sobre las tumbas de Darwin, cuyos datos fueron recabados por el propio militar inglés, quien fue el encargado de recoger los cuerpos diseminados en los campos de batalla, limpiarlos y registrar aquellas pertenencias que pudieran ser útiles para individualizarlos, antes de darles sepultura.
“Aunque los soldados argentinos no llevaban consigo chapas identificatorias, había cartas y otros elementos que dan un alto porcentaje de indicios para saber quién está enterrado en cada una de las tumbas”, confió Aro.
El 24 de enero de 2013, Argentina y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) suscribieron un acuerdo que otorga a esta institución facilidades en todo el territorio nacional para desarrollar sus actividades, “en el marco de su mandato internacional humanitario independiente, neutral e imparcial“.
Ahora, una delegación de cuatro integrantes de la Cruz Roja fue autorizada por los gobiernos argentino y británico para llevar a cabo tareas técnicas de evaluación entre el 26 de junio y el 5 de julio de 2016 y definir cómo será el procedimiento para la identificación de los soldados argentinos enterrados hace 34 años en el cementerio Darwin.