El grave problema del abuso financiero a los mayores

Advierten que el 90% de los casos es cometido por un familiar. Ejemplos típicos son la utilización de la jubilación y/o la apropiación de bienes. Concientizar sobre este tipo de abuso es clave para prevenirlo, detectarlo y denunciarlo.

abuso-de-adultos-mayoresEl abuso financiero a una persona adulta mayor puede darse de varias formas, mediante el aprovechamiento o despojo de su jubilación o pensión, la utilización de sus ahorros, la apropiación de los bienes a través del fraude, engaño o amenazas, entre otros casos. Concientizar sobre este tipo de abuso es clave para prevenirlo, detectarlo, denunciarlo y que la víctima recupere sus bienes y dinero. En el 90% de los casos es cometido por un familiar o alguien de su entorno íntimo.
Un caso escalofriante se investiga en la ciudad de Mar del Plata. Una mujer de 93 años, Juanita, denunció a uno de sus nietos, de 49 años, quien la pasó a buscar con la excusa de ir a almorzar afuera. Sin embargo, la llevó a una escribanía, le hizo firmar un poder a su favor y la alojó en una residencia geriátrica, según manifestó a este diario su abogado, el ex secretario de Seguridad marplatense Julio Razona.
La familia y las vecinas la buscaron hasta que el nieto le confesó a una de ellas que la había llevado a un geriátrico. Fueron a buscarla pero en la residencia no les permitieron verla. Recurrieron al abogado. Finalmente Juanita volvió con su familia. Se encontraba en mal estado dado que en la institución se había negado a comer y lloraba todos los días. La mujer radicó la denuncia y se encuentra internada en una clínica local, recuperándose.
Esta es una de los tantas denuncias de maltrato a personas mayores. Un flagelo que debe ser visibilizado y detectado a tiempo.
Las cifras
Datos de la Secretaría de Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires revelan que durante los primeros cuatro meses del año se recibieron 307 denuncias de diferentes tipos de abusos y maltrato: físico; psicológico; financiero; abandono y negligencia; autoabandono; sexual; estructural.
En 222 casos, las víctimas son mujeres; en 85 casos, hombres.
El 37% de las víctimas tienen entre 80 y 89 años. El 35%, entre 70-79 años. El 16%, entre 60 y 69 años. El 12%, mayores de 90 años.
El 21,5% de las denuncias es por violencia psicológica. El 18,57%, ausencia de redes. El 16,29%, vulneración de los derechos a la salud.
Los casos por negligencia representan el 14,01%. Maltrato físico, el 9,77%. Abuso financiero, el 7,17%. Vulneración de los derechos a la vivienda, el 5,54%. Abandono de persona, el 2,93%.
El secretario de Tercera Edad porteño, Claudio Romero, señaló que “en promedio se reciben 3 denuncias por día”. Durante el año pasado, el Organismo recibió 1046 denuncias.
Respecto al caso de la vecina marplatense, que se conoció hace pocos días, el funcionario señaló que “hubo tres tipos de maltrato: abuso financiero y negligencia por parte del nieto; y estructural, por parte del geriátrico”.
En este sentido advirtió que “en el 90% de los casos, el abuso financiero es perpetrado por los hijos o los nietos, un dato escalofriante”.
Asimismo destacó la importancia que “las personas mayores se animen a denunciar cuando aparecen los primeros síntomas de violencia porque muchas veces se aislan, sienten vergüenza, piensan que son una carga y creen que son los culpables”.
Romero también indicó que “este año se evacuaron 10 residencias geriátricas” en CABA por “falta de seguridad contra incendios y problemas de infraestructura”.
“Se actuó preventivamente -explicó-. Se llamó a la fiscalía y al ente de control gubernamental, dimos un plazo y evacuamos a 540 adultos mayores porque esos establecimientos no se pusieron en condiciones”.
En la Ciudad, el teléfono para solicitar asistencia y asesoramiento contra el abuso y maltrato a personas mayores es el 0800-222-4567 de lunes a viernes de 9 a 16. En caso de emergencias llamar al 108 ó al 0800-666-8537.

El caso marplatense

Respecto al caso de Juanita, el abogado Julio Razona comentó a Diario Popular: “Un día, un nieto la pasó a buscar diciéndole que la iba a llevar a almorzar pero la trasladó a una escribanía, le hizo firmar un poder para disponer de todos sus bienes y la alojó en una residencia geriátrica”.
La mujer vivía sola pero estaba “acompañada de sus vecinas y el resto de la familia, que es muy contenedora”, destacó.
“Las vecinas se alertaron cuando no la vieron en la casa. Empezaron a indagar y a una de ellas, tras su insistencia, el nieto le dijo que estaba en un geriátrico. La mujer avisó a los otros nietos, quienes también la estaban buscando, y lograron ubicarla. Cuando fueron a verla, en el hogar le dijeron que tenían prohibido la visita y que las únicas personas que podían verla eran su nieto y la esposa de este”, relató el profesional.
Agregó que “como los familiares no sabían cómo actuar fueron al Juzgado de Familia, donde le advirtieron que la residencia no podía negarles la visita, dado que eso solo ocurre en casos donde hay restricción judicial de acercamiento. Vinieron al estudio jurídico e inmediatamente fueron a buscar a Juanita. Finalmente la señora volvió con su familia”.
En tanto indicó que cuando “fueron a la casa, la encontraron prácticamente vacía, le faltaban los ahorros -unos 50 mil pesos-, la ropa, las frazadas, las sábanas, los cubiertos”.
“Se revocó el poder de disposición de bienes que le había dado al nieto. Y la señora formuló la denuncia que quedó radicada en la Unidad Fiscal 10 de Mar del Plata por privación ilegal de la libertad calificada y por estafa por aprovechamiento de incapaz, en el sentido que sería ‘aprovechamiento de persona vulnerable’. Por ambos casos está imputado ese nieto”, explicó.
En tanto, Juanita está internada en una clínica porque “en el geriátrico se negó a comer y entró en un estado depresivo, lloraba todo el día, quería volver a su propiedad y ver a su familia y vecinas”.

Los tipos de maltrato

La Red Internacional para la Prevención del Abuso y Maltrato en la Vejez definió al maltrato como “la acción única o repetida, o la falta de la respuesta apropiada, que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana”. Los tipos son: maltrato físico; abuso psicológico; abuso financiero; abandono y negligencia; autoabandono; abuso sexual; maltrato estructural.
El abuso financiero comprende: “Explotación, aprovechamiento o despojo de los fondos y/o patrimonio. Implica daño, pérdida, sustracción, destrucción, retención o falsificación de objetos, instrumentos de trabajo, documentos, bienes, derechos o recursos económicos destinados a satisfacer las necesidades de las personas mayores. Ejemplos comunes son la utilización de la jubilación o pensión y/o la apropiación de bienes e inmuebles mediante fraude, engaño o amenazas”.

El ingreso a una residencia

La coordinadora de la Comisión de Derecho de las Personas Adultas Mayores del Colegio Público de Abogados de Capital Federal, Amalia Suárez, manifestó que cuando una persona ingresa a una residencia de larga estadía debe firmar “el consentimiento informado” y debe ser “para tener calidad de vida”.
“El ingreso a la institución es para recuperar la autonomía, tener calidad de vida y no estar privado de necesidades indispensables”, indicó. “Si bien el nuevo Código Civil no habla de personas mayores hay principios que sí podemos aplicar -destacó-. Se habla que la capacidad de las personas es la regla y la restricción es la excepción. Hay dos tipos de capacidad, la de derecho y la de ejercicio. La primera es la que tienen todas las personas para ser titulares de derecho y derechos jurídicos y puede haber una privación o limitación a esa capacidad respecto a ciertos derechos y actos jurídicos determinados. La segunda es la que tiene la persona para ejercer por sí misma sus derechos, excepto que las limitaciones la establezca un juez”.
Suárez continuó: “¿Qué pasa cuando ingresa una persona mayor a una institución? Si está ubicada en tiempo y espacio tiene que firmar el consentimiento informado. La institución tiene que informar cuáles son los servicios que le brinda para que pueda recuperar la autonomía y tener calidad de vida”. En tanto, señaló que “cuando ese ingreso es involuntario tiene que haber un equipo interdisciplinario que evalúe por qué esa persona necesita ser trasladado a una residencia geriátrica”.
Por otra parte, la doctora aclaró que “en los geriátricos no puede haber horarios porque no es un centro de salud. La ley no dice horarios. Se puede decir al familiar que venga un poco más tarde si es momento de la siesta. Pero la familia puede ir a cualquier hora: al mediodía para ver qué es lo que almuerza; a la noche, para ver qué es lo que cena; ver en qué condiciones está el lugar”.