El Defensor del Pueblo de la Tercera Edad, Eugenio Semino, habló en la 99.9 sobre el anuncio del gobierno acerca de un posible aumento en la edad jubilatoria. “Lo que hay que discutir en Argentina es la situación de crisis estructural de la seguridad social”, pidió.
El anuncio realizado por funcionarios del gobierno nacional sobre la posibilidad de elevar la edad de jubilación en nuestro país, fue analizado en la 99.9 por el Defensor del Pueblo de la Tercera Edad, Eugenio Semino quien dejó en claro que sería perjudicial tomar esa medida en el contexto argentino.
Dentro de lo que se dijo, hay algunas cuestiones que son ciertas y tiene que ver con la vigencia de una persona en la edad de jubilación actualmente: “hay algo cierto, una persona de 65 años está en plenitud para desarrollar cualquier actividad. En relación a lo previsional, esto no se puede dar. Cuando se trataron de resolver crisis desde el haber jubilatorio, se comprobó que era una falacia”, afirmó.
Tomar una medida de esta índole, afectaría también al mercado laboral: “ante una realidad donde el mercado no genera nuevo empleo, cuando aumentas la edad jubilatoria, lo que haces es obstruir el ingreso laboral de los jóvenes. Eso está descartado”. Como contrapartida, advirtió que “lo que hay que discutir en Argentina es la situación de crisis estructural que tiene la seguridad social. El problema es que tenemos 5 millones de jubilados muriéndose de hambre”.
Por otro lado, pidió que se empiece a debatir la financiación de los haberes que es otro gran debate adeudado: “del sector trabajo que financia la mitad del sistema, un 42% es trabajo en negro y de ese mismo sector hay una quita histórica de aportes patronales. La otra mitad que financia la previsión social que es la parte relacionada a impuestos y son los problemas de fondo de los cuáles debería estar hablando la política argentina”.
En beneficio del nuevo gobierno, aseguró que no es un tema nuevo para el país: “hay un atraso histórico con los jubilados. Las mínimas vienen devaluadas por décadas. La pirámide de la movilidad social se está achatando y el porcentaje de personas cobrando la mínima se amplía. Hay también una explotación en el trabajo de los jubilados, con personas que está haciendo tareas de seguridad nocturna, taxis o remises con una edad avanzada”.
La solución pasa por una reforma, pero que tenga en cuenta toda la realidad: “una reforma estructural se debe hacer de cara a la sociedad y con el compromiso de la política”.
Este tipo de situaciones que habitualmente se debate de manera superflua y además, genera cada vez más ancianos pobres, lleva a una lógica desesperanza en los jóvenes que tiene un nombre: “se ha generado la gerascofia, el miedo al envejecimiento. Si hay una reconfiguración de vejez como pobreza, yo no quiero ser viejo. Entonces para que aporto, tomo dinero en negro y me lo meto en el bolsillo. Eso lleva a no aceptar el paso del tiempo”.