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La compañía estatal de energía Enarsa, la segunda entre las mayores favorecidas con los subsidios, puso en marcha un plan para reducir costos que le permitirá comenzar a ahorrar los primeros dólares bajo la gestión de Mauricio Macri.
La compañía que conduce Hugo Balboa adjudicó el lunes contratos vinculados con los servicios de importación de LNG (gas licuado que llega por barco a los puertos de Bahía Blanca y de Escobar) a la empresa Logística y Servicios Marítimos, de la familia Samarín. Le ganó a Trans Ona, la empresa que había dado el mismo servicio en los últimos años y que en el mercado asocian a Omar “caballo” Suárez, el titular del Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que es investigado por la Justicia.
La reducción de costos es llamativa. Para el servicio de remolcadores de acompañamiento y maniobras de los buques en las terminales de Escobar y de Bahía Blanca, así como en el servicio de custodia del barco regasificador, la tarifa que pagaba Enarsa tal como lo estipulaban los contratos que había hecho el kirchnerismo alcanzaba los US$ 322.350 para un conjunto de servicios que ahora costarán US$ 218.241, con una baja de 32,3 por ciento en el caso de Bahía Blanca.
En Escobar, en tanto, los mismos servicios se pagaban antes US$ 231.260 y ahora costarán US$ 152.123, es decir, 36 por ciento menos que los desembolsos que hizo Enarsa en el último tiempo de la administración de la ex presidenta Cristina Kirchner.
Ningún funcionario del Gobierno o ejecutivo de Enarsa lo dirá en voz alta, pero todos confían que la reducción de precios no se debió a un cambio sustancial en el pliego de licitación (en el proceso también participó el Ministerio de Transporte), sino a la apertura de la compulsa a nuevos jugadores. Un ejecutivo que participó de las discusiones y pidió la reserva de su nombre sostuvo que con la última jugada “Enarsa rompió el club”. Apuntó esa afirmación en que por primera vez hubo tanta diferencia de precios entre todos los oferentes (en total fueron seis).
Consultado al respecto, un funcionario reflexionó ante LA NACION: “La única manera de conseguir una rebaja tan grande es porque antes te estaban cobrando mucho”.
Una parte de esa decisión comenzó a gestarse en el viaje que hizo el presidente Mauricio Macri a Alemania, a principios de mes. Parte de la comitiva se reunió con ejecutivos de la firma Maersk, una empresa danesa que domina el negocio marítimo internacional. Les comentaron a los funcionarios que querían ampliar su presencia en la Argentina, pero no podían sortear determinados escollos.
A través de una filial, la compañía europea formará un joint venture con la ganadora de la licitación y traerá 12 remolcadores al país para hacer el trabajo, uno de los negocios más interesantes de la actividad marítima local.
Momento político
La maniobra del Gobierno no sólo busca reducir costos en materia de provisión energética, sino también aprovechar el momento político. Considera que la investigación de la Justicia debilitó a “caballo” Suárez, que ya no tiene el poder de presión que tenía en otros tiempos.
Enarsa también redujo los precios que pagaba por unidades de generación móviles que atienden las crisis eléctricas locales. La empresa renegoció el alquiler de 323 equipos (denominados Ugeems) con una reducción de 38 por ciento en el precio de los equipos en operación y de 88 por ciento para las unidades en depósitos.
Los números son quizás más llamativos que en la importación de gas. En 2010, cuando Enarsa comenzó a implementar esos mecanismos, contrató 219 unidades por un precio promedio de US$ 40.867. La última renegociación llevó el valor a US$ 20.000 en el caso de las máquinas operativas, y de US$ 4000 para las que están en depósito.