Lo afirmaron especialistas en el Congreso Argentino de Geriatría. Los prejuicios.
Las personas mayores que logran trascender las limitaciones físicas que pueden aparecer con la edad, redescubren otras vías de goce, esquemas y fantasías sexuales que le permiten llegar a altísimos niveles de placer, aseguraron especialistas en el marco del XIII Congreso Argentino de Gerontología y Geriatría que finalizó días atrás en la ciudad de Buenos Aires.
“No es lo mismo genitalidad que sexualidad. Durante la vejez se produce una transformación en el sentido del erotismo, y comienzan a revalorizarse otras cosas, como los besos, las caricias, mirar y ser mirado”, señaló Ricardo Iacub, psicogerontólogo, titular de la cátedra de Tercera Edad de la Facultad de Psicología de la UBA, y uno de los oradores de la mesa de “Erótica y Vejez” del Congreso.
El especialista describió que “a partir de una investigación de la cátedra sobre ‘cómo gozan las personas mayores’, concluimos que frente a ciertas limitaciones físicas se empiezan a redescubrir otras vías de goce, esquemas o fantasías, a encontrar formas más creativas y que una vez halladas, generan un altísimo placer”.
“Esto no significa que las personas mayores se conformen -añadió- sino todo lo contrario, así como tampoco quiere decir que todas las personas mayores tengan este nivel de placer tan alto, pero sí sucede en aquellas que han desarrollado su capacidad de resiliencia, en este caso, en el tema de la sexualidad”.
Según una encuesta de satisfacción de vida de personas mayores realizada por INDEC en 2014, el 80 por ciento de los entrevistados sostuvo que “tienen una vida sexual activa”, en tanto que seis de cada diez consideraron que es posible enamorarse en esa etapa.
“Determinados avances de la ciencia y el haber derribado los propios mitos llevó a que las personas mayores vivan su sexualidad con mucha más naturalidad; sin embargo todavía persisten algunos prejuicios que hacen que sea un tema silenciado en la sociedad”, indicó por su parte la médica geriatra Sara Iajnuk.
Dentro de esos prejuicios, la especialista y Secretaria General de la Sociedad Argentina de Gerontología y Geriatría (SAGG) enumeró crudamente los siguientes: “los viejos no tienen sexo”, “la persona mayor que habla o quiere sexo es un viejo verde”, “como no tienen erecciones entonces no pueden tener sexo”, etc.
LA VIDA ACTIVA
“Tener una vida sexual activa -señaló la gerontóloga- trasciende la genitalidad. El erotismo está presente desde que nacemos hasta que nos morimos. Sonreir, coquetear, dar la mano, dormir abrazados son componentes de la sexualidad que pueden generar mucho placer en las personas”.
“Por supuesto que hay transformaciones físicas -añadió- en las mujeres a partir de la menopausia comienza la disminución de los estrógenos, esto puede producir endurecimiento o falta de lubricación vaginal, lo que genera dolor en el coito, mientras que los hombres tardan más en excitarse, las erecciones pueden costar o bien se dificulta mantener la rigidez”
“Ante cualquiera de estas situaciones es fundamental que la persona dialogue por un lado con su pareja, contando qué le pasa, buscando nuevas formas, pidiendo lo que le gusta; y por otro lado, se puede consultar al médico, hay pastillas, cremas, posiciones más o menos convenientes, el tema es no quedarse con la frustración”, sostuvo.
En este sentido, el doctor Iacub aseveró que “vivimos en una sociedad donde las fantasías estructurantes son muy duras. Por ejemplo, tenemos instalado que la penetración es lo principal, pero si fuésemos menos rígidos aprenderíamos a gozar como las personas mayores, con menos imperativos, con más tiempo, con más experiencia, con menos cálculos y menos contabilidad de cuántos”.